Sueño cumplido en las Cataratas Victoria
En el centro de África, en la frontera entre Zambia y Zimbabue, existe un espectáculo natural y viviente; imperdible si tu sueño es conocer y entender las grandes formaciones naturales de nuestro planeta. Son las Cataratas Victoria, del doble de tamaño que las del Niágara, y que compiten sólo con las de Iguazú.
No son muchos los aventureros que se atreven a ir a África y, si bien hay espacio para el turismo, éste no está masificado. Aún así hay excepciones, y las Cataratas Victoria son una.
Después de tres meses recorriendo la costa sur me llamó mucho la atención encontrarme con tanto turista en el pequeño pueblo de Livingstone, Zambia, que colinda con las majestuosas cataratas en la frontera con Zimbabue. Éstas caídas de agua, que deben su nombre a la Reina Victoria, se pueden apreciar desde los dos países, aunque es más común verlas desde Zambia, pues su estabilidad política es mucho mejor que en Zimbabue, donde su “presidente” ha estado ahí toda mi vida (desde el año que nací, 1987).
La manera más común de llegar es en avión desde Sudáfrica, el país más desarrollado de África y lugar donde llegan la mayoría de los vuelos internacionales desde otros continentes. Desde ahí hay numerosos vuelos diarios a Livingstone, pero yo, como buen viajero Faro, ¡lo hice por tierra!
Hay dos maneras de llegar desde Johannesburgo hacia Zambia por tierra: por Botswana o por Zimbabue. Yo elegí este último pues encontré una línea de bus (Intercape) que hacía el recorrido. No se imaginen buses como los de Chile, pero después de haber viajado por Malawi o Tanzania, estos eran un lujo.
El viaje duró 14 horas no fáciles, pero factibles. Una vez que llegamos a Livingstone (viajé con un amigo al que, por tener pasaporte chileno, no lo dejaron pasar por Zimbabue sin visa, se fue en cana y ¡tuvo que volar hacia Livingstone!) nos fuimos al hostal Jollyboys y, para nuestra sorpresa, estaba repleto de turistas, y el 80% de ellos eran mujeres jóvenes, ¡bingo! Aún así, fue la primera y última vez que nos pasó esto en África….
El ambiente era muy entretenido, el clima espectacular e hicimos amigos con los cuales después seguimos viéndonos durante toda nuestra travesía por África. Planeamos quedarnos ahí dos días que terminaron siendo cinco. Para visitar las cataratas sólo se necesita un día, pero para relajarse y aprovechar del lugar necesitas todos los que creas necesario.
No nos desconcentremos en la juerga, volvamos a las majestuosas cataratas. Un recorrido normal, lento y detallado por todas las cataratas del lado de Zambia no tarda más de tres horas. Ojo, es muy importante llevar un plástico protector para la cámara, y ojalá una capucha para ti. Estar ahí es estar literalmente como bajo una ducha, es una increíble sensación. El ruido ensordecedor es indescriptible, y ese olor fuerte de la naturaleza, comparable a los amaneceres, te hipnotiza con su placer.
Estar bajo una de las cataratas más grandes del planeta es muy fuerte (¡108 metros de altura por 2.700 kilómetros de ancho!). Se forman arcoíris por todos lados, e incluso estando a varios cientos de metros de distancia de las cataratas siguen llegando lloviznas; es una maravilla.
Entonces, queridos amantes de la aventura global, les recomiendo conocerlas por el lado de Livingstone, una ciudad preciosa en un país con un desarrollo mucho mayor del que todos ustedes creen (hay supermercado, lo cual es bastante). Como dato curioso, los cariñosos zambianos conocen mucho a Chile porque tienen muchas minas de cobre y a nosotros nos ven como sus ídolos a seguir; es bastante curioso encontrar a tantas personas en África que conozcan a Chile (nunca más me pasó). Todos hablan inglés, hay mucha seguridad y las personas son muy cariñosas.
Ahora puedo decir que conozco una de las cataratas más grandes de nuestro planeta. ¡Otro sueño cumplido!