Seis meses con 16 personas en una pieza de hostal


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Más de algún día pensé que terminaría cambiándome de hostal o matándolos a todos, pero las divertidas experiencias y los incomparables vínculos que se fueron formando hicieron imposible que me fuera.

 

Cada vez que digo que soy hija única casi nadie me cree inmediatamente, con la única excepción de mis familiares y mejores amigos. Ellos ya están acostumbrados a esas actitudes que a veces se me escapan naturalmente y dejan en claro que jamás supe lo que era tragarme un pedazo de torta antes de que llegara mi hermano y me lo robara.

Sin embargo, todo cambió en Australia, donde tuve que cambiar la comodidad de mi pieza y el amor de mi devota madre por sitios sucios infectados con bed bugs y mochileros que no siempre se bañaban, pocas veces limpiaban donde comían, siempre escuchaban música mientras el mundo dormía e, incluso, uno de los crímenes más grandes a mi parecer, ocasionalmente robaban comida del refrigerador.

Así me metí en un curso intensivo de convivencia y tolerancia, donde pasé de estar completamente sola en Santiago a vivir en una casa en Bondi con 12 hermanos, en un penthouse en Brisbane con cinco hermanas y, la prueba más grande de todas, en una pieza de hostal en mi amado Byron Bay, con 16 ovejas negras. Todo lo hice por amor al arte, a los viajes y a conocer gente nueva de todas partes del mundo.

Hostal en Byron Bay, Australia

Siempre había alguna entretenida fiesta en la piscina.

Debo admitir que más de alguna vez me enojé con las alemanas que aplastaban mil bolsas en la mañana, con los franceses que no entendían el concepto de callarse mientras otros duermen, con los alemanes que fumaban adentro a cualquier hora del día y con mis amigos que, al igual que yo, vivían ahí y tenían todo absolutamente desordenado. ¿Mencioné que este fantástico hostal lo demolieron el año pasado? Sí, no era muy bueno y no tenía muy buenas reseñas, pero yo lo quería con todo mi corazón.

Enseñanzas de vivir en el hacinamiento

Vivir en Main Beach Backpackers fue mi opción, ya que tenía un buen trabajo en la pizzería del pueblo, pero preferí ahorrarme una considerable cantidad de dólares semanales limpiando diariamente las piezas del hostal a cambio de alojamiento. Si bien para muchos el “vivía con 16 personas, trabajaba todas las mañanas limpiando y luego en las tardes de mesera” puede sonar como una pesadilla, para mí fue realmente una de las mejores épocas de mi vida.

Playa de Byron Bay, Australia

Vivir en Byron Bay es vivir en el paraíso.

Finalmente vivir en el hostal se convirtió en algo más que tener dinero extra al final de la semana, ya que me dio clases intensivas de geografía, cocina internacional, identificación de idiomas y acentos, culturas, personalidades, paciencia, tolerancia, responsabilidad y disfrutar de las cosas simples de la vida.

Aprendí a agradecer una ducha de inagotable agua caliente, una cómoda cama para mí sola, usar ropa limpia todos los días, dormir y despertar cuando yo decido, tener un espacio donde poner mis cosas y poder leer cuando yo quiera sin que nadie me grite que apague la luz. En el fondo, volver a tener todas esas comodidades que siempre tuve, pero a las que jamás les tomé el peso necesario hasta que las perdí. Pero si alguien me ofrece dejar todos esos “lujos” para volver a donde estaba antes en Byron Bay, lo hago a ojos cerrados.

Halloween en Byron Bay

Halloween es mejor cuando todos se quieren disfrazar.

Acostarme y despertarme con risas, vivir en una playa paradisíaca, siempre escuchar historias de vida interesantes, nunca tener un día normal, aprender y adoptar costumbres extranjeras, conocer gente distinta cada cinco minutos, hablar con extraños como si fueran tus mejores amigos, tener nuevas anécdotas todo el tiempo y formar relaciones que pasan a ser tu familia es algo que sólo experimenté viviendo en esa habitación y que nadie podrá entender si no ha pasado por lo mismo.

La primera reacción de quienes se enteran de esta etapa de mi vida es impresionarse por todo el tiempo que duré en ese lugar, cuando la verdad es que –con todas las cosas increíbles que gané– lo más difícil fue irme. De hecho, lloré cuando me contaron que habían destruido el adorado “Main Beach Backpacker: your home away from home”, porque supe que nunca más podría volver a vivir todos esos momentos de juventud y hacinamiento que me hicieron tan inmensamente feliz.

Fiesta de disfraces en Byron Bay, Australia

No es difícil encontrar gente tan loca como tú.

Lugar:

Australia

Intereses:

Fiesta Gente Low Cost

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