En una misión algo suicida, pretendo subirme a un camión y recorrer el Camino a los Yungas, también conocido como «carretera de la muerte». Ay qué miedo.

Tengo un amigo que se fue a recorrer Bolivia durante un mes. Cuando llegó me contó todo su viaje, pero hubo algo que quedó dándome vueltas en la cabeza. Pancho me dijo que nunca sintió tanto miedo en todo el viaje, como cuando anduvo en bus por la carretera de la muerte. Ni siquiera cuando un tipo lo amenazó con una pistola al confundirlo con otra persona. Figúrense.

¿Una curvita?

Un tiempo después, viendo Rutas Mortales en el History Channel, el lugar volvió a meterse en mi cabeza. Ver a los conductores hacer malabares para no desbarrancarse en un camino del ancho de su camión, con el suelo lleno de barro y agua cayéndoles desde las cascadas, me mantuvo con la guata apretada y las manos transpiradas todo el capítulo.

Entonces pensé que si verlo en la tele te deja con la adrenalina por las nubes, estar ahí debe ser infinitamente mejor. Es que es inevitable que el miedo te llame. Y a mí me está pidiendo a gritos que vaya a conocer el Camino a los Yungas –como se llama oficialmente- reconocido como la carretera más peligrosa del mundo.

Así que decidí que no me moriré sin antes recorrer este camino en camión o en bicicleta. Pensarlo debe ser una cosa, pero hacerlo, otra muy distinta.

La idea

Lo más común  es bajar en bicicleta desde los casi 4.700 metros que tiene La Cumbre, hasta llegar a Coroico. Sé que en La Paz hay cientos de agencias que ofrecen esta alternativa, y sin duda debe ser entretenido, pero aún siento que me faltaría adrenalina.

Así que, para cumplir mi sueño tal como me lo imagino, pienso llegar hasta el sitio donde se dividen las dos carreteras –la nueva, inaugurada en 2006, y el Camino a los Yungas-, poco después de La Cumbre, y luego hacer dedo hasta que un camionero decida llevarme.

La mayoría de quienes manejan por la carretera de la muerte tienen más de veinte años de experiencia. Me imagino la enorme cantidad de historias que debe tener un camionero que se atreva a seguir conduciendo por este lugar.

Les dejo parte del capítulo de Rutas Mortales, en el que tres camioneros aceptan el desafío de recorrer la carretera de la muerte, a ver si alguno de ustedes se atreve a seguirme en esta travesía: