Así, tal como lo lees. De ahora en adelante viaja en solitario, seas hombre o mujer. Acabemos con las distinciones y avancemos para crear un mundo de todos.

Aún choqueados por la noticia de las dos viajeras argentinas que murieron asesinadas en Ecuador, y aprovechando que ayer el mundo celebraba el Día Internacional de la Mujer, quisimos hacer un ejercicio. Entonces abrimos Google en dos ventanas; en una buscamos “viajar solo” y, en la otra, “viajar sola”.

En ambas encontramos los que esperábamos, pero no lo que nos habría gustado. Por un lado, los resultados de “viajar solo” hacían referencia a artículos sobre hacer viajes en solitario (sin distinción de sexo) o vivir experiencias para solteros, pero ninguno hablaba sobre viajar solo siendo hombre. En cambio, para “viajar sola” nos encontramos con títulos como: “7 verdades incómodas acerca de viajar sola siendo mujer”, “Quiero viajar sola pero no me animo” y “Viajar sola: una aventura instaurada en las chilenas”.

Y, para nosotros, ahí está el problema. En seguir haciendo este tipo de distinciones. En que se siga hablando de cómo viajar sola siendo mujer, cuando en realidad con los artículos que entregan recomendaciones para viajar en solitario basta y sobra.

Deja de viajar sola y viaja en solitario

De manera natural –y sin nosotros haber intervenido para que sea así– en Faro hay más mujeres que hombres contando sus historias. Muchas de ellas, la mayoría en realidad, han viajado sin compañía al menos una vez en su vida. Y nunca ha sido tema. En el camino han conocido personas que se encuentran viviendo experiencias similares, uniéndose por sus ganas de recorrer el mundo como sea, sin importar el sexo de cada uno.

Tanto hombres como mujeres compartimos la pasión viajera y también muchos de los miedos e incertidumbres que involucra emprender una aventura sin compañía. En Faro admiramos a las personas que se atreven a cumplir sus sueños viajeros y hacemos una invitación a siempre atreverse, a salir de la zona de confort, a enfrentar los miedos; pero, sobre todo, a no discriminar y a ser más tolerantes, evitando hacer juicios hacia personas que se atreven a saltar en busca de la aventura.

Eliminemos los prejuicios de este mundo. Dejemos de quejarnos porque los medios criticaban a las viajeras argentinas por “andar solas” y empecemos a pensar que también hay hombres recorriendo el mundo sin más compañía que su mochila. Comprometámonos a utilizar los viajes como una forma para hacer de este mundo un mejor lugar para convivir entre todos. Terminemos con las distinciones y abramos el mapa. Es hora de viajar en solitario.

¡De nosotros depende hacer de éste un mundo más tolerante!