Mientras estaba de paso por Veracruz, la gente me decía que debía ir al norte del estado a visitar Papantla. ¿La razón? A 20 minutos del pueblo se encuentran unas magníficas pirámides poco conocidas por turistas, y afuera de ellas cinco hombres se suben en una estructura de casi 30 metros para luego caer de cabeza al ritmo de la música.

Dejando atrás las playas de Veracruz y el olor a café en Xalapa y Coatepec, me subí a un bus y después de poco más de cuatro horas me bajé en Papantla de Olarte, una colorida ciudad que destaca por su producción de vainilla y que presume de tener a los voladores de Papantla entre sus atractivos turísticos.

Si bien Papantla es una ciudad de paso para ver dicho espectáculo y disfrutar de las pirámides de El Tajín, la falta de variedad hotelera hace que uno tenga limitadas opciones a la hora de querer alojarse allí, pero luego uno se da cuenta de que quizás no es muy necesario. Si no fuese porque en Veracruz me recomendaron ir a este lugar, no lo hubiese visitado, pero menos mal ocurrió lo contrario.

El Tajín significa «ciudad del trueno»

El Tajín

Llegué a Papantla un domingo a mediodía. Desde el terminal de buses tomé un taxi que me llevó al hotel donde había reservado, y una vez que dejé las maletas en mi habitación tomé mi cámara, mi sombrero y partí a la plaza principal de la ciudad en busca de las micros que viajan hasta El Tajín.

Veinte minutos más tarde me encontraba en la entrada de la Zona Arqueológica El Tajín. Caminando hacia dentro por unos siete minutos uno se encuentra con muchísimos puestos artesanales y mujeres que te invitan a comer a alguno de los restoranes que promocionan. Un poco más allá está el acceso a las pirámides; era domingo y tuve la suerte de que ese día la entrada era gratuita, lo que me hizo pensar que estaría lleno y que iba a tener que hacer malabares para sacar la foto perfecta, pero no fue así. La ausencia de turistas extranjeros y la poca cantidad de visitantes mexicanos hizo que mi visita por El Tajín fuese fotográficamente aprovechada y que yo pudiese caminar sin problemas y detenerme donde quisiera para admirar el paisaje.

Los domingos la entrada es liberada en El Tajín

Estuve más de una hora dentro de este lugar caminando a paso lento y pidiéndole a otros turistas que me sacaran una foto, algo que amablemente hicieron al ver que andaba viajando sola.

El Tajín no es muy conocido. Para cualquier extranjero que llega a México y piensa en conocer pirámides, inmediatamente piensa en Teotihuacán o Tulum, pero no se da el tiempo de ir a otro lugar. El Tajín sorprende. Y no solo por ser pirámides, sino porque la llamada “ciudad del trueno” tiene una estructura diferente a las más famosas y una vegetación selvática que envuelve el lugar. Un sitio imperdible para quienes anden por Veracruz.

Los hombres voladores

Los voladores de Papantla

Así como las pirámides son un imperdible en El Tajín, lo son también los voladores de Papantla. Justo afuera de la entrada hay un área reservada exclusivamente para que cinco hombres hagan un show cada media hora sobre una estructura de aproximadamente 30 metros de altura.

La gente se reunía alrededor de esta zona mientras los hombres escalaban la estructura para llegar a lo más alto. Cuatro se acomodaban amarrándose a unas cuerdas, mientras que uno de ellos, sin cuerda de seguridad, los guía al ritmo de la música. Éste último se llama caporal y es el único que se queda arriba mientras sus compañeros bajan al ritmo pausado de la música que toca con una flauta de tres orificios que se escucha por toda el área. Colgando desde los pies y girando poco a poco y de manera uniforme hasta llegar al suelo, cuatro hombres representan así a los voladores.

Según me contaba uno de los artesanos que vendía sus productos en el lugar, los voladores de Papantla –que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad declarado por la UNESCO en 2009– simbolizan los puntos cardinales, y el caporal el centro de la tierra. Pero otro artesano me comentaba que representaban la tierra, el agua, el viento, la luna y que su centro era el sol.

Después del espectáculo tomé un colectivo que por muy poco dinero me llevó de vuelta a la plaza central de Papantla de Olarte. Para mi sorpresa, en la catedral también se preparaba un espectáculo con los voladores, y es que luego me enteré de que cada domingo también se muestra este show desde un costado de la catedral de la ciudad.

Pirámides y hombres voladores, dos patrimonios de la humanidad que el turista aun no ha sabido disfrutar en Papantla, pero que para mi suerte sí pude admirar y retratar.