Las Bay Island son un paraíso ubicado en la costa caribeña de Honduras. En ellas se puede visitar Utila, un lugar ideal para certificarse como buceador Open Water. 

A tan solo unos kilómetros del continente se encuentran las Bay Islands, un archipiélago compuesto por Roatán, Guanaja y Utila. Esta última es internacionalmente conocida entre los mochileros por ser uno de los lugares más baratos del mundo para certificarse en buceo, agregando que se encuentra en el segundo arrecife más grande del planeta, y que  las condiciones climáticas y acuáticas son perfectas para iniciarse en este deporte.

Con ese destino decidimos hacer check a la frase “hacer un curso de buceo” en nuestro bucket list, y comenzar a conocer por fin ese enorme porcentaje del planeta que esconde mucha vida. Se venía el Open Water en Utila.

Llegamos a la isla en un ferry que tomamos en La Ceiba y desde el primer momento nos encontramos con jóvenes (y personas con alma joven) que nos recibieron bombardeándonos con información del dichoso curso. Decidimos alejarnos del caos y, al mirar a la izquierda, vimos una bandera chilena a través de una ventana. Obviamente la patria llama, así que decidimos tomar el curso con ellos, los famosos Paradise Divers. Desde el primer momento nos sentimos como en casa, ya que todos eran menores de 30 años, muy relajados y adictos al mar.

Paradise Divers

El primer día de nuestro curso fue una revisión teórica a través de videos que mostraban los contenidos básicos del buceo, para tener idea de qué hacer en el agua. El segundo ya salimos al mar a conocer el espectacular arrecife, en el que había tanta diversidad que fue difícil concentrarnos durante las lecciones submarinas. En un momento pasaron tres mantarrayas enormes sobre nuestras cabezas, lo que nos hizo perder el hilo de lo que nos estaban enseñando. Simplemente quedamos con la boca abierta.

Bajo el agua practicamos diversos ejercicios, tales como sacarnos la máscara y limpiarla, compartir oxígeno si un compañero se quedaba sin aire, quitarnos y ponernos el traje BCD y diferentes señas obligatorias para la comunicación, entre otras cosas. Sentimos que estábamos en otro mundo, porque en cada inmersión hacíamos un nuevo descubrimiento; se nos cruzaron tortugas, mantarrayas, barracudas, peces león, morenas, langostas, cangrejos gigantes, peces flauta, etcétera. ¡Fue genial, todo era enorme!

Buceando en el segundo arrecife más grande del mundo

El quinto fue el día de la verdad, pues nos tocaba la prueba teórica final. No tuvimos que esperar mucho para saber que lo habíamos logrado. ¡Éramos buzos certificados! Fue un momento de completa alegría.

El último día salimos de nuevo a alta mar para hacer dos inmersiones más, esta vez en compañía de los otros dive masters. Recorrimos el arrecife bajando hasta los 18 metros de profundidad y vimos un grupo de nurse sharks. Los dive masters habían llevado barracudas muertas, por lo que los tiburones se peleaban por ellas manteniéndose a nuestro alrededor. ¡Fue genial el poder tenerlos tan cerca!

Hora de vacaciones

Los días que duró la certificación nos teníamos que levantar a las 6 AM y estudiar mucho, así que decidimos que era tiempo de tener vacaciones (sí, vacaciones dentro de nuestra luna de miel). Así que tomamos el ferry de vuelta a La Ceiba y desde ahí hicimos la conexión a Roatán.

Certificarse no es fácil, son varios días madrugando y mucho estudio

Esta isla es la definición misma del paraíso: arena blanca, mar turquesa que cambia de color, arrecifes cercanos a la orilla y suficientes bares y restaurantes para mantenerse ocupado por un buen tiempo. Nos quedamos en West End, donde se encuentra el pueblo turístico. Allí visitamos Half Moon Bay, una playa con forma de media luna llena de palmeras y con un arrecife espectacular. También fuimos a West Bay en water taxi, la zona donde se encuentran todos los resorts, que está  llenísima de turistas, opulencia y diversidad internacional. Sin embargo, la bahía es de ensueño y tiene un buen sector para hacer snorkel.

Como teníamos nuestro PADI decidimos bucear en Roatán, donde el arrecife está muy bien cuidado; allí la pesca es mínima, por lo que los peces abundan y los colores de los corales y la vida marina en general dejan sin palabras. Simplemente es el paraíso para los buzos.

Debemos admitir que nos hicimos adictos al fondo del mar y ya nos fijamos una nueva meta: bucear en todos los países donde sea posible hacerlo.

¡Sí o sí es una experiencia que tienen que vivir!

De ahora en adelante bucearemos en todos los lugares donde podamos