Montañita, el paraíso hippie de la costa pacífica


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Convertido en uno de los lugares más conocidos de Ecuador, su popularidad radica en ofrecer diversión garantizada 24/7 a un muy bajo precio. Sin embargo, Montañita es de esos lugares que tienen doble personalidad: mientras algunos lo describen como el mejor lugar del mundo, otros lo mencionan como un balneario lleno de peligros y excesos. Luego de pasar varios días allá, te invito a conocer los secretos que guarda este paraíso hippie.

 

Doscientas horas de viaje, 12.000 km de distancia, muchos buses y la carretera Panamericana como espina dorsal. Así fue el escenario de uno de mis viajes favoritos, que preparé con muchos meses de anticipación, buscando hasta el último detalle para no perderme de nada.

Luego de cruzar dos fronteras, tener crisis de angustia en la carretera de la muerte, dormir en buses para ahorrar en alojamiento, comer en las famosas polladas y sufrir el síndrome del viajero clase turista (¡pies hinchados a morir!) logré ingresar a Ecuador.

Frontera Ecuador

Cruzando la frontera

Guayaquil sería la última parada antes de tomar el bus a Montañita, y sólo cinco horas me separaban de ese soñado lugar. Pero al llegar me di cuenta de que había cometido uno de los errores más graves del viaje: no cambié dólares suficientes para pasar una semana en el pueblo, un error fatal, ya que en Montañita el dólar estaba a $870. Si a esto le sumamos que perdí la cocinilla en el último bus, todo iba de mal en peor. Las cosas no estaban saliendo bien y en momentos como esos no hay más opción que reducir otros gastos. Había que olvidarse de los famosos recuerdos y regalos familiares. Triste, pero necesario.

Guayaquil, Ecuador

Una parada en Guayaquil antes de seguir a Montañita

A pesar de todo, estaba cumpliendo un sueño viajero, así que no podía dejarme llevar por las cosas negativas. Respiré profundo, elegí mi mejor sonrisa y a buscar camping, donde está el alma hippie del lugar.

La cocina del lugar donde me quedé era muy precaria y estaba todo el día ocupada por mochileros que se turnaban para preparar cocadas, chocolates y queques, todo con un ingrediente mágico: marihuana. Cada tarde vendían sus productos en la playa para juntar el dinero necesario para pagar el camping y la comida. Muchos de ellos llevaban años viviendo en el camping, pues decían que Montañita los había atrapado. De hecho, muchos de sus vendedores ambulantes son viajeros que decidieron quedarse allí por un buen rato (¡y son muy amigables!).

Cuando digo que este pueblo tiene diversión garantizada 24/7 es porque no existe ninguna posibilidad de que ese lugar duerma; por eso mismo, no es un destino familiar, ni menos un lugar para descansar en vacaciones. La noche se vuelve día y el día noche. Sus contadas calles que se cruzan entre sí están repletas de lugares para comer, bailar y compartir, pero principalmente para tomar un rico trago y comer una buena pizza. Totalmente justificado.

La noche en Montañita, Ecuador

Montañita tiene actividad todo el día (y toda la noche)

Cómo no mencionar su increíble playa, con olas gigantes que la convierten en un lugar ideal para el surf. Mi favorita es Los Frailes, porque, a pesar de que se debe caminar mucho para llegar a ella, es un paraíso. Además, sus aguas tibias y claras motivan a cualquiera a quedarse a esperar la puesta de sol –los atardeceres de Montañita son lejos los mejores que he visto en mi vida.

A medida que los días transcurren te vas sintiendo parte del lugar y vas adquiriendo esa calma de una vida pausada. Y es esta característica la que  convierte a Montañita en un lugar de encuentro para personas que buscan libertad y calma.

Atardecer en Montañita, Ecuador

Vale la pena quedarse en la playa esperando el atardecer

Y así, entre lluvias tropicales, atardeceres fabulosos y aguas tibias y transparentes, transcurrió una semana de mi vida en tierras ecuatorianas. Un lugar que por más que quieras no te deja indiferente.

Si logras subirte a esta montaña rusa con suficiente confianza, de seguro lo disfrutarás. Pero si, por el contrario, te dejas llevar por las inseguridades que envuelven a Montañita, déjame decirte que estás perdido, pues no encontrarás la magia por más que la busques. Yo no recuerdo haber sentido miedo; es más, terminó convirtiéndose en uno de esos lugares a los que quiero regresar algún día.

Cada viaje deja un regalo en ti y Montañita me obsequió este aprendizaje: “ninguna opinión de un lugar es una visión verdadera de la realidad. Nunca dejes de conocer un lugar por referencias ajenas; ve y descúbrelo por ti mismo, sólo así descubrirás la verdad”.

Playa de Montañita, Ecuador

¡Definitivamente volvería!

Lugar:

Ecuador

Intereses:

Gente Playas Surf

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