Misión imposible: caminar por Kioto sin enamorarse
Es imposible caminar por Kioto sin suspirar al ver las antiguas edificaciones, los impactantes templos y las angostas calles de la gran urbe japonesa que se salvó de las bombas de la Segunda Guerra Mundial.
– Sinceramente, yo creo que si alguien viene a Japón ¡tiene que visitar Kioto! –fueron las palabras de la secretaria de la Embajada de Chile que me hicieron replantearme el resto de mis días en el país asiático.
Eran las 4 de la tarde en la agitada ciudad de Tokio y yo me encontraba buscando el único edificio con letras “normales” dentro del rompecabezas de mi mapa en japonés. No se me había perdido ningún documento importante, pero me habían echado repentinamente de la casa donde estaba alojando y necesitaba encontrar un hostal urgentemente.
No conseguía internet por ninguna parte, así que decidí encontrar el edificio con bandera chilena que se veía tan cerca de donde yo estaba, y esperar un poco de hospitalidad latina para que me compartieran WiFi. Al contarles lo que me había pasado, decidieron ayudarme y me dieron un par de consejos para el resto de mis días, donde el más importante era visitar Kioto.
Me terminaron convenciendo, como siempre, así que compré un pasaje de bus nocturno en WillerExpress y me dirigí a conocer la antigua capital japonesa para ver qué la hacía tan imperdible.
Adiós rascacielos, ahora quiero ver templos
Después de pasar una semana rodeada de multitudes en el metro, luces en cada centímetro cuadrado y cosas bizarras a la vuelta de la esquina, no puedo explicar la alegría que sentí al ver casas con techos orientales, calles de adoquines y una que otra chica con vestimentas tradicionales. Además, conocí a dos gringos en el bus que habían comprado los pasajes para los mismos días que yo, alojarían en el mismo hostal que yo y hablaban japonés mejor que yo. ¡Las cosas no podían estar mejor!
Lamentablemente la lluvia otoñal amenazaba nuestro viaje flash de tres días. Pero nos habíamos propuesto ver los templos más lindos que estaban en la lista de la UNESCO y no había manera de detenernos. Así, dejamos las mochilas en los casilleros de la estación de buses, compramos boletos diarios para andar en transporte público y nos cubrimos con nuestros hermosos ponchos impermeables. No necesitábamos nada más.
Reconquistándome con la cultura japonesa
Antes de que Tokio fuera la ciudad más importante de Japón, Kioto fue la capital entre los años 794 y 1868. Aquí se encontraban algunas de las instituciones y construcciones más importantes del país que se pueden apreciar hasta el día de hoy, gracias a que fue uno de los pocos lugares que se salvó de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
Si bien está en constante modernización, aquí se puede tropezar fácilmente con huellas del pasado que te llevan a retroceder en el tiempo y jugar a vivir en el Japón antiguo que tanto se mostró a través imágenes y cintas. Allí la gente aún acude a ceremonias de té, las personas suben grandes escaleras para meditar entre los árboles, puedes ver templos con sólo alzar la vista y, si tienes suerte, puedes encontrarte con alguna geisha caminando por ahí.
Llegar a este lugar fue lo mejor que me pudo haber pasado después de las malas experiencias que tuve en una de las ciudades más agitadas del mundo. Aquí sólo me dediqué a contemplar y decidir cuáles de todos los sitios que Kioto tenía para ofrecer visitaría durante mi corta estadía. Al final mis cuatro favoritos terminaron siendo el Templo Kiyomizu-dera, la calle Sannenzaka, el Templo Kinkakuji y el Santuario Fushimi Inari Taisha.
Mi conclusión del viaje express fue que efectivamente no puedes ir a Japón sin visitar Kioto. Hacer lo anterior sería omitir uno de los lugares que es constantemente elegido como uno de los favoritos de muchos viajeros. Personalmente, a mí me robó el corazón en cada paso y me ayudó a reconquistarme con la cultura japonesa. ¡Y eso que ni siquiera lo vi con todos los cerezos floreciendo en primavera! Definitivamente mi próxima visita será para ver si es posible que esta ciudad se vea aún más bella.