Maravillas naturales en Guatemala


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En el corazón del país se encuentra el departamento de Alta Verapaz, que se caracteriza por ser uno de los más ricos en naturaleza de Guatemala. Allí se ubica un pequeño pueblo llamado Lanquín, lugar al que llegamos para usar de base y recorrer dos bellezas naturales de la zona: Semuc Champey y las Grutas de Lanquín.

 

Tras pasar la noche en la ciudad de Cobán nos dirigimos en busca de los chicken buses, que llegaban a Lanquín. En el terminal –que no tiene señalización y que está ubicado en plena calle– nos encontramos con un gringo que iba en nuestra misma dirección. Apenas comenzamos a hablar nos dijo que habían intentado engañarlo varias veces, ya que no entendía nada del español guatemalteco, y que por suerte nos había encontrado. El trayecto hacia Lanquín fue por una carretera de tierra,  asfaltada solo en algunos sectores, que atravesaba valles, cerros, plantaciones y acantilados, a los cuales el bus enfrentaba sin reducir la velocidad.

Después de un par de horas llegamos a nuestro destino, sacamos las mochilas y, al pagar nuestro pasaje, nos dimos cuenta de que al gringo le habían cobrado como 20 veces el valor del precio real.  Por más que discutimos con el conductor para que le devolviera todo el dinero extra cobrado, no hubo caso. Por suerte este viajero, al que no vimos de nuevo, nos comentó que no tenía problema en pagar lo que le cobraban, porque aún así el pasaje seguía siendo mucho más barato de lo que costaba en su país. ¡Qué suerte por él! Nosotros sufríamos por dentro al calcular cuántos dólares eran los quetzales que pagó.

Cuevas, ríos y murciélagos

Lanquín es un pequeño pueblo ubicado entre montañas y vegetación, que destaca por sus calles de gravilla, pequeñas edificaciones, baratos comedores, hostales de todo tipo y gente que vive con una simpleza inigualable. Pareciera como si el tiempo se hubiera detenido y la modernidad no hubiera invadido esa localidad del país centroamericano.

Grutas de Lanquín, Guatemala

Las cuevas están llenas de murciélagos

Nos hospedamos en un hostal que se ajustaba a nuestras necesidades y que tenía una vista excelente del valle. Recuperamos energía y, tras averiguar cómo llegar a las grutas, nos fuimos caminando por un sendero a orillas de la calle principal por unos 20 minutos hasta la entrada del parque nacional.

Las Grutas de Lanquín son, básicamente, un conjunto de cinco cuevas enormes conectadas entre sí, que están llenas de estalactitas, grandes formaciones de piedra caliza y murciélagos. El sendero interior tiene una extensión de un kilómetro y es iluminado por unas luces precarias que bastan para no caer en los hoyos generados hace miles de años por la erosión.

Un río atraviesa todas las cuevas, por lo que en algunas murallas se puede ver agua correr. ¡Fue realmente impresionante! Con todas las escaleras y desniveles internos nos sentimos como en las Minas de Moria, lugar mítico de El Señor de los Anillos, donde vivían los enanos. Otra cosa que caracteriza a estas grutas, pero que no alcanzamos a ver debido a la hora de nuestra visita, fue que todos los días al atardecer se produce la salida de murciélagos de la cueva; los guardias nos contaron que pareciera como su una gran nueva oscura saliera del lugar.

Grutas de Lanquín, Guatemala

En una de las cinco Grutas de Lanquín

Pozas refrescantes

Al día siguiente nos subimos en un pickup con dirección a Semuc Champey –que significa “donde el río se esconde en la montaña”–, Monumento Natural desde 1999. Es un conjunto de pozos de uno a tres metros de profundidad, alimentados por el río Cahabón, y que tienen un color verde turquesa que cambia al salir el sol. Además tienen la temperatura ideal para refrescarse y esquivar el intenso calor de la zona.

Semuc Champey, Guatemala

Las pozas de Semuc Champey

Al llegar a la entrada decidimos recorrer el sendero El Mirador, que circula por un costado del río y que luego se adentra en la densa vegetación del bosque subtropical mientras toma inclinación. Desde el mirador ubicado en la cima, a unos 50 metros de altura, pudimos ver los 350 metros de largo de las pozas y un par de cataratas a los pies de la montaña. Sin duda fue un espectáculo para nuestros ojos y sentidos, y uno de los panoramas naturales más bonitos que vimos en Guatemala. Luego bajamos a las piscinas naturales de agua cristalina, donde nos bañamos por horas, disfrutando de su frescura y saltando de una poza a otra sin problemas, ya que todas están conectadas

Ya de regreso en el hostal, y después de haber visto todas estas maravillas naturales que nos dejaron sin aliento, comenzamos a planear nuestro siguiente destino del país: Tikal, donde se encuentran algunas de las ruinas mayas más importantes del mundo.

Semuc Champey, Guatemala

La temperatura del agua es perfecta para capear el calor

Lugar:

Guatemala

Intereses:

Low Cost Parques

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