Los secretos de los aviones que nadie te ha contado
Jamás podríamos imaginar toda la ingeniería que hay detrás de un vuelo en avión. Y, aunque hay algunas cosas que las aerolíneas no quieren que sepas, es necesario que las tengas en cuenta antes de emprender un nuevo viaje.
¿Qué pasa si se echa a perder un motor? ¿Y si no pones tu celular en modo avión? ¿Las máscaras de oxígeno realmente sirven? ¿Qué tan seguros son los baños (y lo que haces en ellos)?
En este artículo –apto incluso para quienes le tienen pánico a volar– te contamos todos los secretos de los aviones y aprovechamos de desmitificar un par de leyendas urbanas que te tenían bastante convencido.
Los pilotos deben comer platos diferentes. Si hay una lección que aprendimos de Donde está el piloto, ésta es que los encargados de comandar el avión no pueden comer lo mismo. ¿Te imaginas algo les cayera mal y ninguno pudiera hacerse cargo del vuelo?
Una ventana rota no necesariamente es sinónimo de accidente aéreo. La posibilidad de que esto ocurra es realmente ínfima, teniendo en cuenta que las ventanas de los aviones tienen tres vidrios. Pero si pasa, caerán las máscaras, y el piloto tendrá 15 minutos para tocar tierra.
Los baños se pueden abrir desde afuera. Ante cualquier emergencia, los tripulantes deben ser capaces de abrir las puertas de los baños. Ni siquiera intentes unirte al famoso “Club de la milla aérea”, porque podrías pasar una vergüenza de aquellas.
El avión no se caerá si usas tu celular. Durante el aterrizaje y el despegue, los dispositivos móviles podrían captar las señales inalámbricas, interfiriendo la comunicación entre el avión y la torre de control. Sin embargo, todos los pasajeros tendrían que estar utilizando su celular al mismo tiempo para que haya una pequeña posibilidad de que esto ocurra.
El agua del avión no está del todo limpia. Ya sea la que sale de la llave del baño o la que viene en el termo para el café, evítala a toda costa. Los estanques de los aviones guardan agua tratada con muchos químicos, por lo que lo que estarías tomando no sería precisamente puro.
Lo que nadie se come, se bota. Las normas aeronáuticas son tan exigentes, que no permitirían reciclar un plato de comida de un avión. Por motivos de higiene, lo que sobra no se puede volver a servir.
El oxígeno de las máscaras es limitado. La necesidad más básica de todo ser humano estaría mermada en caso de una baja de presión que haga caer las máscaras. Ello porque sólo pueden proveer oxígeno durante 15 minutos, lo suficiente como para que el piloto tenga la situación bajo control.
Los residuos del baño sí pueden caer desde el avión. Todo lo que hagas en el WC del avión se va directamente a un depósito que es limpiado cuando la nave toca tierra. Sin embargo, ante la remota posibilidad de que este espacio colapse, los residuos saldrían envueltos en el líquido azul del baño químico, a una temperatura muy muy baja.
Si falla el motor, no habrá un desastre. De partida es muy poco probable que esto pase, porque los motores de los aviones nunca llegan funcionales hasta el fin de su vida útil. Pero, si llegara a ocurrir, el avión es capaz de seguir planeando por un buen rato, dándoles a los pilotos un margen de tiempo para planear el aterrizaje.