La felicidad de Aruba en un vistazo
Con playas que clasifican entre las más lindas del mundo, educación holandesa de primera calidad, menos de un 3% de desempleo, una tasa de criminalidad de un 1% y nula presencia de huracanes, Aruba es una isla feliz.
Se dice que Aruba es un destino todo incluido, pero hay que olvidarse del concepto tradicional de los mega hoteles, en que los visitantes suelen aislarse sin darse el tiempo para mirar qué hay afuera. Por el contrario, en “la isla feliz” todo es pequeño y cercano entre sí, por lo que es fácil mezclar la comodidad de un buen hotel con el amplio mundo que hay por descubrir fuera de él.
Desde mi hotel, ubicado en la parte norte de la isla, partí a conocer Arikok, un parque nacional cuyos paisajes desérticos contrastan con el caribeño entorno costero. Piscinas naturales entremedio de formaciones rocosas volcánicas, cuevas con pinturas rupestres de mas de mil años de antigüedad, playas aptas para el surf y una abundante fauna local que incluye gran variedad de aves y tortugas hacen de este lugar una excelente opción para arrendar un auto y perderse por un día.
Ya de noche, en la localidad de San Nicolás -ubicada en el extremo sur de la isla-, todos los jueves de 6 a 10 PM se cierra la avenida principal para dar paso al Carubbian Festival, una celebración popular de música, bailes, artesanía y comida local, muy apropiada para meterse en la onda caribeña y, quién sabe, quizás hasta para terminar bailando arriba del escenario después de un par de Cuba libre en el imperdible Charlie’s Bar.
Después de pasar un par de días en Aruba puedo darme cuenta de que es un destino especialmente recomendable para jóvenes y personas a las que les gusta hacer cosas diferentes cada día. Safaris en Jeep o en cuatrimotos, paseos en jet ski, navegaciones en catamarán, pesca en alta mar, snorkel, caminatas bajo el agua, snuba (mix entre buceo de inmersión y superficie), submarinos panorámicos que descienden a 36 metros y más de 20 spots para bucear por las barreras de corales, entre medio de buques hundidos durante la Segunda Guerra Mundial son algunas de las experencias que se pueden vivir en la isla.
Como si esto fuera poco, Aruba tiene una interesante particularidad, pues sus constante vientos que promedian 15 nudos todo el año la convierten en uno de los mejores lugares del mundo para hacer windsurf y kitesurf. Por US$ 120 tuve el privilegio de aprender de un experto las técnicas básicas de este último deporte, practicando los primeros movimientos y arrastres en aguas cálidas, transparentes y planas, con fondo de arenas blancas.
Gastronomía, compras y gente feliz
Los precios en la isla podrían resultar un poco más altos que otros destinos en el Caribe, pues todo lo importan. Pero esto tiene una ventaja que los viajeros de onda foodie valorarán al máximo: Aruba es reconocida por tener la mejor gastronomía del Caribe, con restaurantes que ofrecen comida variada y deliciosa. En ese sentido, vale la pena aprovechar la noche, pues la vida nocturna es intensa y todo funciona hasta las 5 AM, con el Señor Frogs como eje central.
“La isla feliz” también tiene fama de buen shopping y yo pude comprobarlo. Hay excelentes ofertas especialmente en todo lo relacionado a la electrónica y marcas de lujo, y los mejores lugares para encontrarlas son el Renaissance Mall, Paseo Herencia y Palm Beach Plaza; estos dos últimos funcionan hasta cerca de las 10 PM.
Si Aruba es una isla que hace felices a sus visitantes, mi estadía en ella me permitió ver que también lo hace con su gente, sobre todo después de compartir con ellos y conocer su educación, las casas donde viven, y la belleza y multiculturalidad de su pueblo, los cual se ve reflejada en los cuatro idiomas que hablan.
Mientras escribo estas palabras vuelvo a las imágenes y experiencias que viví en Aruba, que de seguro me hicieron parte del 60% de personas que se declaran felices gracias a las experiencias vividas en la isla y, por eso, deciden volver.