Jaisalmer: aventuras en pleno desierto de India


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Estuvimos recorriendo India durante 20 días, nuestro último destino luego de haber viajado por gran parte del Sudeste Asiático. Una de las paradas fue Jaisalmer, y un imperdible de ese lugar era andar en camello. Aceptamos sin pensarlo, pero la oferta se puso mucho más interesante cuando nos ofrecieron dormir a la intemperie en pleno desierto. 

 

Dunas de Jaisalmer

Paseando a camello por las dunas de Jaisalmer

Nos recibieron tipo 4 de la tarde en una especie de bungalow para dejar nuestras cosas y esperar a que los camellos estuvieran listos. Era pasear para luego volver al campamento y seguir con las actividades programadas.

Con Diego estábamos demasiado ansiosos por andar en camello. Nunca noté lo altos que eran hasta que me subí a uno. ¡Cómo baila esa joroba! Al subirte da la sensación de inestabilidad y que te vas a caer. Cuando te quieres bajar, lo primero que hacen es doblar las piernas delanteras, por lo que todo tu cuerpo se va hacia adelante. Hay que afirmarse muy bien.

Dos niños, de 10 y 13 años, fueron nuestros guías. Uno hablaba casi nada inglés y el más chico simplemente no hablaba. Ambos nos llevaban con una cuerdita amarrada al animal, como los paseos en pony que se hacen en las playas chilenas. “¿All good?”, era lo único que podía preguntar el niño, a quien le pareció demasiado chistoso mi nombre por lo complicado que era pronunciarlo.

Desierto de Thar

Posando con el menor de nuestros guías

Luego de una hora subiendo dunas, descansamos junto a los camellos y nos dedicamos a ver el atardecer. A pesar de lo difícil que era conversar, logramos jugar Pictionary en la arena. Era increíble cómo se impresionaban por los dibujos y, gracias a ello, aprovechamos de enseñarles muchas palabras en inglés. Ellos se reían y molestaban en su idioma por no adivinar el dibujo. Luego el más chico tomó la iniciativa de cambiar de juego y dibujó un tablero de gato. Automáticamente asumió que él era círculo y yo la cruz. Hubo una ronda en que me dio paliza. Mientras jugaba, Diego se paró y tomó su GoPro para empezar a sacar fotos del atardecer. Gran descubrimiento para los chicos. Estaban impactados con la tecnología tan desconocida para ellos. No podían creer que Diego tomara fotos y las pudiera ver al instante en su teléfono. Ya estábamos en confianza y los niños decidieron posar con nosotros y los camellos. Hicimos un book casi profesional.

Casi a oscuras volvimos al campamento con el resto de la gente. Ahí nos estaban esperando con pollo al curry, una fogata y una india que bailaba al ritmo de los tambores tocados por un señor con su hijo, tipo gitana. Un par de bebidas y partimos a buscar los bolsos. Nos iban a dejar en pleno desierto para pasar la noche. Nos subimos a una carreta tirada por un camello y avanzamos hacia las dunas. Ahí, en medio de la nada, nos dejaron a Diego y a mí junto a dos irlandeses. Nos pasaron nuestras “camas”: una especie de colchoneta con una manta de dudosa procedencia y una almohada que ni funda tenía. Era parte de la aventura y resultó ser demasiado entretenido. Nos acostamos boca arriba, abrigados hasta el cuello, y nos maravillamos con ese tremendo cielo estrellado. “Estoy pasando la noche en un desierto de India a la intemperie”, pensaba. Definitivamente una historia para el recuerdo. A las 5:30 AM nos despertamos para ver el amanecer. La postal era preciosa: el sol iluminando de a poco las dunas y los camellos también levantándose para partir. Un día inolvidable, sin duda. Quien vaya a Jaisalmer tiene que tomar ese tour. Lo que sí, no olvide llevar un buen chaleco.

Amanecer en el desierto de Thar

Despertando al amanecer en pleno desierto

Lugar:

India

Intereses:

Camping Gente

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