Ibiza a la chilena
Con 23 años conocí la isla del carrete mundial, el sueño del pibe en Europa, pero de forma bien chilensis. Un carrete bien diferente a lo que acostumbro y lo que me gusta, pero una nueva experiencia para anotar en mis bitácoras de viaje, que me permitió despojarme de algo más que mis prejuicios.
Esta historia comienza en Portugal (Torre de Belén), paseando junto a una amiga que también estaba de intercambio. Entre risas y flash escuchamos un “saca la foto poh´”. Ahí estaban ellas, Alexia, María José y Nicole, mis compañeras en esta historia. Comenzamos a conversar y coincidimos que en Semana Santa nos iríamos al mismo lugar. Pasamos unos días maravillosos en Canarias, por lo que decidimos irnos juntas a Ibiza, la isla del carrete.
Más de una vez he destacado lo barato que son los vuelos low cost en Europa. Aquella vez volé como por 12 lucas directo desde Sevilla, para encontrarme con ellas. Como buenas chilenas, compramos un pack de chelas y nos fuimos por ahí a disfrutar del sunset; total, veríamos lo mismo. Aquella noche sería la primera en Ibiza y había que preparase. Y, como la temporada de verano estaba recién empezando, nos regalaron entradas a una discoteque llamada Es Paradis.
Todo el mundo en España comentaba lo caro que era el lugar, por lo que la previa tenía que ser digna de un carrete en Ibiza. Mis compañeras chilenas de viaje se encontraban viviendo en España hace varios meses, por lo que no nos costó mucho coincidir en qué comprar para empezar: vino blanco y duraznos.
Es Paradis, el paraíso del punchi punchi
Llegamos a Es Paradis sin saber lo que verían nuestros ojos. Entre punchi punchi y un juego de luces digno de las fiestas de año nuevo, hicimos nuestra entrada triunfante. Es bien difícil explicar la dimensión de ese lugar y la cantidad de gente bailando en él.
A pesar de mi alma hippie, me liberé de los prejuicios para disfrutar de la noche, así que nos acercamos al bar con la intención de comprobar si realmente era tan caro como decían. Fue así como compré la Budweiser más cara de mi vida: ¡8 luquitas para una chilena de intercambio es demasiado!
Nos llamaron mucho la atención los diferentes disfraces de las personas –algunos incluso sin sentido–, pero eran parte de la onda del lugar. Era increíble ver cómo las personas disfrutaban de cada punchi del DJ, mientras yo extrañaba cada vez más las cumbias.
Para ser sincera, amo vivir experiencias diferentes y las disfruto al máximo, por lo que ni la cerveza más cara de la vida, ni la música electrónica me opacaron la noche. Es cierto, ahí cada persona disfruta de su propia fiesta y, obviamente, en su propio mundo.
A recorrer Ibiza
No sólo de fiesta vive esta hermosa isla y, muy fiel a nuestro estilo, al día siguiente nos fuimos a recorrer la isla en dirección a una feria de artesanía y diseño independiente de las más importantes del lugar, donde aprovechamos de comprar alguna que otra cosa.
Sin duda, para mí, lo mejor del viaje fue nuestra ida a Formentera. Desde Ibiza nos tomamos un barco que denominamos “un avión por el mar” dada su velocidad. Nos habían dicho que era un lugar imperdible y, entre dolores de panza y saltos, llegamos a uno de los sitios más lindos que vi.
Caminar desde donde nos dejaron para, luego de dar una vuelta, encontrarnos con lo que buscábamos: aguas cristalinas y arena blanca, nuestro panorama ideal para pasar la caña del día anterior.
A los lejos se observaban personas desnudas disfrutando de la libertad de estar ahí y, como había poca gente, con las chicas aprovechamos de despojarnos de algunas prendas y disfrutar del mar y el sol sin tapujos. Nunca he tenido rollos con las playas nudistas, pero por cosas de la vida jamás lo había hecho. ¡Qué hermosa sensación de libertad me dio hacer toples!
Luego de recorrer llegamos a la punta de la isla, donde el mar nos rodeó por ambos lados mojando nuestros pies y alejándose con ese sonido inconfundible de las olas.
Es difícil poder explicar todas las actividades y lugares que se pueden ver en Ibiza, y más aún resumir la experiencia de pasar varios días ahí. Como no todo es carrete, si me preguntan si deberían visitarla mi respuesta sería que sí. Jamás me arrepiento de los lugares que visito, de vivir cosas diferentes a las que acostumbro, de un día estar compartiendo con una persona en un pueblo y al otro estar en la isla del carrete.
Agradezco a mis compañeras de viaje, porque sin ellas no habría vivido Ibiza a la chilena.