Sueño viajero cumplido en Filipinas
1, 2, 3, 4…lunes, martes, miércoles, jueves…guapa, cuchara y tenedor.
En las tierras donde Sebastián Elcano heredó la estampa de uno de los viajeros más importantes de la historia, al reemplazar a Magallanes tras su muerte en la gran vuelta al mundo, es donde aterrizaríamos para nuestra segunda etapa de la luna de miel. ¡Filipinas!
El patito feo del Sudeste Asiático suele estar fuera de la ruta de los viajeros que prefieren los países tradicionales de la travesía mochilera. No tiene el budismo de Laos o Myanmar, o el exótico hinduismo de Bali. No tiene los masajes de Tailandia ni la comida de Vietnam.
Sin embargo, Filipinas, que es distinto a todos los países de Asia, aún tiene las huellas de Elcano y Magallanes, con rincones perfectos para vivir una increíble luna de miel.
Con la Fran nos centramos en la isla de Palawan, después de huir rápido de la archipoblada Manila.
Queríamos conocer El Nido, una de las zonas a donde llegan los viajeros que escucharon de las «playas perfectas», desconectarnos 100% en Port Barton -el secreto mejor guardado para vivir la Filipinas rural en una cabañita a la orilla de una perfecta playa- pero, sobre todo, sumergirnos en un lugar que dejamos para el final: el Underground River, una de las actuales siete maravillas naturales del mundo, y una aventura que todo viajero quiere vivir. En mi caso, estaba en la bucket list hace años.
Partimos cerca de las 6 de la mañana para alcanzar a tener cierta tranquilidad al internarnos en este río subterráneo con kilómetros de interminables pasadizos. Sin embargo, los paraísos rápidamente se hacen populares.
El lugar en sí es una joya como pocas en el mundo. Kilómetros y kilómetros de túneles subterráneos, sobre un agua turquesa que pierde su color al internarse entre miles de estalactitas y estalagmitas, y millones de murciélagos que también encontraron acá su mejor lugar en el mundo. Dentro de este lugar se siente el eco de la respiración si es que se encuentra un espacio de silencio.
Lamentablemente las esperas para entrar son eternas y, al hacerlo, los guías están acostumbrados a explicar las formas de las rocas como si fueran nubes en el cielo, en vez de permitir que el silencio evoque las emociones propias.
Al final del día, este sueño viajero quedó cumplido, pero las grandes historias y memorables lugares fueron sin duda Port Barton y El Nido. El paraíso, en este caso (como en muchos), fue el camino y no la meta, pues Underground River, pese a su belleza, es un lugar en el que ya arribaron muchos viajeros que al igual que nosotros, se creyeron Elcano y Magallanes.
Mientras tanto las suaves olas de Port Barton siguen acariciando sin huella la arena del paraíso.