Explorar Fraser, la isla de arena más grande del mundo
La mágica Fraser Island es el sueño de cualquier aventurero con sus paisajes salvajes, incontables lagos de agua pura, calles de arena, bosques tropicales, dunas impresionantes, tiburones e, incluso, perros salvajes.
Hay algo misterioso sobre las islas que siempre me ha llevado a sentirme interesada por explorarlas. Ya sean pequeñas o grandes, lindas o feas, paradisíacas o terroríficas; nada de eso me importa. Una vez ahí me imagino cómo fueron descubiertas, quiénes fueron sus primeros habitantes y qué paisajes se esconden en estos trozos de tierra. Quizás esto es el resultado de la gran influencia televisiva de series o películas como Lost o El Náufrago, pero siempre he pensado que ciertamente hay algo especial acerca de estar en una de ellas.
Sin embargo, la hermosa Fraser Island nunca estuvo en mis planes, ya que admito que la desconocía por completo. Por eso fue toda una sorpresa que, al encontrarme en una agencia de mochileros en Australia planeando lo que sería mi viaje por la costa este del país, el tipo que me vendía el tour insistiera tanto en agregarla a mi itinerario. Por supuesto pensé que sólo quería que gastara más dinero, pero al contarme su increíble experiencia no tuve más remedio que agregar la isla de arena más grande del mundo a mi plan de 14 días.
Tres días de aventura
A 360 km al norte de Brisbane se encuentra Fraser Island, con más de 120 km de largo que en 1992 fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para llegar a ella es necesario tomar un transbordador desde Harvey Bay o Rainbow Beach, y es fundamental tener un auto 4×4 para moverse sin problemas en las calles de arena.
Mi opción fue subirme al ferry en la pequeña Rainbow Beach, una linda playa donde la vida joven la forman los mochileros de los hostales que llegan aquí como una corta parada antes de cruzar a Fraser Island. Me quedé una noche antes de empezar la aventura que me tendría durante tres días completos recorriendo la gigantesca isla en una 4×4 y acampando con gente que jamás había visto en mi vida.
Si bien no me atreví a manejar, porque mis habilidades como conductora dejan mucho que desear, fui la pasajera más feliz del mundo al ir mirando por la ventana el hermoso paisaje de infinita arena donde tuve la suerte de ver a los dingos (perros salvajes) y uno de los tantos naufragios que aquí sucedieron antes de que en 1870 se vieran obligados a construir un faro para evitar más accidentes.
Mis favoritos de la isla
Entre los panoramas estuvo visitar lagos con los tonos azules más impresionantes que he visto (tiene más de 40 lagos de agua dulce), bañarme en piscinas naturales entre rocas, caminar entre bosques tropicales que crecen en la arena, flotar en la corriente de un río y, en la noche, hacer una fogata con todo el grupo para conversar y tomar un trago después de un día lleno de aventura.
Si bien no se puede nadar en el mar por culpa de los tiburones, medusas y mantas, con todas las actividades increíbles por hacer uno no se da ni cuenta. Algunas de mis favoritas fueron:
1. Bañarme en el lago McKenzie: uno de los lugares más hermosos que he visto, donde los hipnotizantes tonos verdes y azulados del agua transparente contrastan con la blanca arena de sílice puro. Pasar la tarde y nadar en este mágico spot es sin duda uno de los imperdibles de la isla.
2. Flotar en Eli Creek: en este arroyo de agua fresca hay que caminar por las pasarelas de madera hasta llegar a su inicio, donde se puede saltar al agua y después flotar hasta llegar al mar. Todo el trayecto es lento y se puede ir disfrutando del paisaje que ofrecen los árboles alrededor. Me gustó tanto que con un grupo de chicas lo hicimos más de una vez.
3. Caminar hasta lago Wabby: si bien debo admitir que la caminata para llegar al lago casi me deja sin aliento, vale totalmente el esfuerzo. Aquí, contra todas las probabilidades, combinan perfectamente el bosque, las dunas de arena y el agua verdosa. Sin duda un lugar muy especial.