Esto pasa por tu cabeza cuando tienes miedo a volar en avión
Es irracional y probablemente imposible de controlar. Conocido como aerofobia, el temor a viajar en avión es más común de lo que pensamos.
Soñar pesadillas una semana antes del viaje, sentir las manos sudadas al subir al avión y tener que recurrir a un par de pastillas mágicas para soportar aquellas largas horas de vuelo. ¿Te suenan familiares estos síntomas? Si es así, eres parte del 25% de personas que sufren de aerofobia.
Pero detente a pensar en lo siguiente: cada minuto hay 11.000 aviones volando en todo el mundo. ¿Cuál es la probabilidad de que justo el tuyo sufra un inconveniente técnico? Sabemos que aunque te demos esta y otras miles de razones, siempre habrá ciertos pensamientos que rondarán por tu cabeza cuando te toque tomar un avión, y acá resumimos los más comunes.
1. Tener un accidente al despegar o aterrizar
Todos lo sabemos, sobre todo los aerofóbicos: los momentos donde hay mayor probabilidad de que un avión tenga un accidente son el despegue y el aterrizaje. “¿Y si despega cuando otro avión venga aterrizando?”, “¿Y si las ruedas no bajan?”, “¿Logrará frenar a tiempo?” son dudas capaces de alarmar a cualquiera. No tenemos el control de la nave, así que sólo queda entregarnos a que el piloto y la torre de control hagan bien su trabajo.
2. Caer en el mar y morir ahogado
Seamos realistas: las posibilidades de que un avión se caiga en pleno vuelo son muy bajas, y lo son aún más las de sobrevivir después de un amarizaje. Sólo un aerofóbico podría pensar que el destino lo escogerá a él para ser el único sobreviviente en un accidente en alta mar.
3. Ser secuestrado por un grupo de terroristas
Después del atentado a las Torres Gemelas todos quedamos con cierto delirio de persecución, sobre todo si vimos la película Vuelo 93. El problema es que los gringos no colaboran mucho para desechar la idea de que nuestro avión podría ser secuestrado. Básicamente, lo que le sucedió a los pasajeros de los aviones raptados ese día le podría suceder a cualquiera.
4. Chocar contra otro avión
Los aviones tienen rutas de vuelo que deben seguir y, aunque todo está fríamente calculado para que no haya colisiones en el aire, es imposible olvidar que el trabajo de coordinación de los radares es controlado por personas. Así, basta con un simple error humano para que esta casi inexistente posibilidad se vuelva probable. Un choque en la tierra es complicado, pero un choque en el aire es muchísimo peor.
5. Que la presión reviente tus tímpanos
A medida que los aviones van subiendo o bajando en niveles de altitud, la presión va cambiando y eso se siente en los oídos. No es raro sentirlos tapados o adoloridos al despegar y aterrizar, en un síndrome conocido como barotrauma. Si bien lo más probable es que al dejar el avión todo vuelva a la normalidad, la verdad es que en un caso extremo la presión sí podría reventar los tímpanos.
6. Que un pasajero enloquezca y abra una puerta
La crisis de pánico de Luli Love arriba del avión hizo surgir muchísimas historias de pasajeros que han perdido el control durante un vuelo. Entonces ¿podría alguno de ellos enloquecer e intentar abrir la puerta estando a más de ocho mil pies de altura? La respuesta es sí, podría intentarlo. Pero, ¿lo lograría? Definitivamente no, pues la presurización de la cabina no se lo permitiría.