El tiempo vuela en Jeffreys Bay
No quería saber cómo se vacaciona en una playa sudafricana, quise vivir en una. Y así, luego de buscar y buscar, y tener mucha suerte, encontré un trabajo de voluntario en un hostal en Jeffreys Bay, playa mundialmente conocida por su increíble calidad de olas para surfear.
Habiendo recorrido gran parte de Europa, me dio la sensación de que tenía que cambiar de aires, y ya sabía dónde quería ir: África. Siempre he tenido la sospecha de que mi ticket a Europa era una escusa para terminar allí. Y es que eso es lo maravilloso de viajar, puedes dejarte llevar por tus instintos sin tener nada que perder.
Una vez decidido, me puse manos a la obra y empecé a buscar una alternativa para quedarme harto tiempo en un lugar sin tener que gastar mucha plata. Mediante el sitio web que una vez más me fue útil, tuve la suerte de conseguir un voluntariado en un hostal en Jeffreys Bay, Sudáfrica, playa muy pequeña pero reconocida por sus súper tubos. Si no fuera por éstos, la playa no estaría ni en el mapa.
Y ahí fui a parar, con el objetivo de quedarme un mes para vivir como lo hacen los locales, para empaparme de sus rutinas. ¿Resultado? Tres meses y medio de los mejores de mi viaje.
¿Pero qué hace tan especial una estadía en un lugar tan pequeño por tres meses? ¿No te aburres? No, en absoluto. El período de adaptación fue rápido, tanto así que no me di cuenta. Recién hoy puedo decir que lo que viví ahí fue tan distinto a lo que había vivido; estando ahí era de lo más normal ¡y eso es lo increíble!
Nuevos desafíos
Curiosamente el hostal tenía cuatro años de vida y yo fui el primer voluntario, el que les introdujo el sistema, y el que los llevó a tener, como mínimo, cuatro voluntarios más en la actualidad.
Mi función era entretener a los clientes y hacer que se sintieran cómodos y no simples viajeros de pasos. Sólo imagínense la cantidad de personas que conocí, las actividades que hice, cuántos atardeceres –y amaneceres– vi, y todo lo que aprendí.
Aprendí que, cuando estás realmente cómodo y feliz con lo que haces, sale a relucir lo mejor de ti. Me hice el mejor amigo del dueño, quién depositó una confianza tremenda en mí; tanto así que en diciembre de 2014 me llamó por Skype para pedirme que me hiciera cargo del hostal.
Yo soy ingeniero Comercial, tengo un máster, y fui educado para enfrentarme a grandes desafíos laborales. Y eso es lo que se espera de todos los jóvenes como yo. Pero estos desafíos son distintos, y muchas veces te hacen pensar por qué tenemos que cumplir los anteriores, te hacen replantearte muchas cosas; y lo positivo de esta experiencia no tiene precio. Aprendí a buscar, a conocerme, a querer hacer realmente lo que quiero, porque se puede.
Así que, si tienes un sueño, no dudes en cumplirlo. No sólo sentirás ese tremendo flujo de placer por haber cumplido una meta, sino que también te abrirá las puertas a la confianza de que puedes cumplir tus sueños.