El tiempo hace maravillas en El Tunco


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Para que un viaje sea aún más intenso conviene tomarse todo el tiempo necesario y disfrutar al máximo cada lugar. Así lo hice yo con El Tunco, un pequeño pueblo de El Salvador.

 

Andrés y su compañero de viaje afuera de un almacén en El Tunco

Puro relajo la vida en el Tunco

Al igual que con mi viaje a Egipto, las personas con las que me iba encontrando –además de los foros de internet– no me recomendaban ir a El Salvador, y una vez más hice caso omiso. Y, efectivamente, no me equivoqué: fue un viaje inolvidable desde todos los sentidos posibles.

Estaba con un gran amigo en Nicaragua cuando decidimos viajar desde León al temible El Salvador en un chicken bus. Estados Unidos les regaló sus antiguos buses escolares a algunos países centroamericanos, los cuales los enchularon de una manera muy pintoresca convirtiéndolos en un estandarte del turismo. No destacan en absoluto por su comodidad ni rapidez, pero son la mejor manera de empaparse con la cultura del lugar (y también con transpiración); para mí, un viaje completo tiene que tener un acercamiento a la comunidad.

El viaje a San Salvador duró 14 horas y llegamos muy tarde. Al día siguiente partimos a un destino que nos hipnotizaría: El Tunco. Nos fuimos en una micro bordeando la costa con nuestros bolsos y tablas de surf, cansados pero llenos de sueños.

Andrés caminando por la playa con una tabla de surf en la mano

Camino a la playa para surfear

Nos quedamos en el hostal LayBack, cuyo nombre no podía ser más perfecto. Tanto así que la estadía programada para una semana se transformó en un mes completo. Despertarse al amanecer, tomar la tabla, meterse al mar y surfear, compartir con los locales metidos en la inmensidad azul, esperar el momento exacto, mejorar y sentir un avance… ¡hacer deporte!

Es imposible evitar la melancolía al escribir esto, pero también me siento alegre por haberlo vivido. Tuve la suerte de hacer un grupo con personas de todo el mundo, entre quienes se creó una sinergia muy potente, todo potenciado con la maravilla del lugar.

Dormir escuchando el mar, bañarse con tormenta eléctrica, compartir en un pequeño pueblo donde a la semana ya conocíamos a todos; tocar música, cocinar para todos, caminar por la playa, ver todos los días durante un mes el atardecer junto a grandes amigos después de un día agotador de puro surf. Todo esto, combinado, hizo de El Tunco un lugar perfecto.

Aunque todas estas cualidades se podrían encontrar en muchos lugares, la gran diferencia de este fue el dejarse llevar por un impulso, la estadía, el acostumbrarse al ambiente y el haber vivido allí un mes.

Les recomiendo adentrarse más en los lugares y tratar de vivir una experiencias donde te acostumbres, donde te envuelvas en el día a día y logres vivir como los locales lo hacen.

Gente en el mar en El Tunco

La playa de El Tunco

Lugar:

El Salvador

Intereses:

Low Cost Playas Surf

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