Disfrutar la noche de Belize


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Más allá de las fiestas, los bares abiertos, los hostales con luces y la comida en la calle, la noche de Belize tiene otro encanto que lo hace especial. Sus palmeras, la leve lluvia que cae de las condensadas nubes y la cálida temperatura del agua hacen que disfrutar de la noche beliceña mirando las estrellas sea un pasatiempo mejor que bailar al ritmo del reggaeton.

 

Después de una hora en lancha cruzando el mar desde Belize City hasta el cayo San Pedro sintiendo la brisa en mi cara, finalmente pisaba este lugar que Madonna llamó “la isla bonita”. Expectativas tenía demasiadas, porque había leído y escuchado comentarios de lo maravilloso que era nadar en sus aguas, de lo emocionante que era hacer snorkel junto a tiburones y mantarrayas, de lo cálido que era el clima, lo amistosa que era su gente y del sabor caribeño que se podía sentir en sus jugos.

Belize era una primera parada al paraíso. Después de haber recorrido sus playas de día, de haber tomado un gran smoothie, de reservar mi cupo para el snorkel y de sacar algunas fotos de San Pedro, llegaba el momento de disfrutar un poco de la noche. Había tomado una ducha para sacar de mi cuerpo esa sensación de humedad a la que la mayoría de los chilenos no estamos acostumbrados, me puse shorts y polera, y salí del hostal sin zapatos, para caminar por la arena de la isla.

A la luz de la luna y las estrellas, me acosté sobre una fina arena, mientras usaba el tronco de una palmera como almohada. El agua del mar Caribe llegaba a mis pies y el viento me indicaba que en cualquier momento se largaba a llover. A mí no me importaba; lo único que hacía era mirar el paisaje nocturno y las copas de las palmeras, y retratar el momento, para que cada vez que volviera a ver mis fotos me teletransportara hasta allí.

Detrás de mí caminaban algunos turistas, quienes cantaban las canciones de reggaetón provenientes de alguno de los bares. Yo solo me concentraba en escuchar el sonido del mar. Era increíble cómo se detenía el tiempo en ese momento y cómo podía disfrutar de cada sensación que llegaba a mí.

Noche en cayo San Pedro, Belize

No necesité más que arena y una palmera para disfrutar

Veinte minutos más tarde las desaparecieron, dando paso a las nubes. Se acercaba la tormenta y el sonido de los truenos anunciaba su pronta llegada. Poco a poco comenzaron a mojarme las primeras gotas y dos segundos más tarde ya era una intensa lluvia. La temperatura estaba ideal para seguir allí, pero preferí levantarme de la arena y caminar bajo la lluvia. Obviamente sin paraguas, estaba en el Caribe.

Así fue como caminé por el borde de la isla, alejándome cada vez más del sector turístico. El mar estaba calmo y la gente caminaba como si la lluvia no fuese impedimento, porque claro, no lo era.

Esto era ver San Pedro de noche alejado de los bares, era disfrutar de un lugar desde otra perspectiva, era sentir el viento y caminar descalza por la arena, era disfrutar de una cálida lluvia, era conocer más las escondidas calles y rincones a las que me llevaba la luna. Era confirmar que estaba en “la isla bonita”.

Playa en cayo San Pedro, Belize

Aún con lluvia, el panorama era perfecto

Lugar:

Belice

Intereses:

Playas Relajación

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