Nicole Etchart Opitz tiene 30 años y se considera una slow traveler, es decir, le gusta disfrutar lentamente cada rincón y experiencia que ha vivido en todo el mundo.

Actualmente trabaja en marketing en la FEN UChile y su hobby es escribir para su blog «Viajando lento». Sobre sus futuras aventuras viajeras, nos contó que está juntando dinero para realizar un gran viaje el 2020. Por mientras hace viajes chicos y cerca de Santiago.

En Faro inauguramos esta nueva sección del magazine conociendo a diferentes viajeros como Isidora Ureta, Valentina Urzúa (“Soy Tendencia”), Adrián Rodríguez (“Molaviajar”) y ahora, nos iremos a descubrir los secretos, aventuras y lugares imperdibles de esta viajera. ¿Qué nos contó Nicole?

Cuestionario viajero

¿Maleta o bolso de viaje?

—Hoy en día elegiría maleta tamaño cabina. Me encanta la mochila, pero tengo la espalda muy contracturada por el escritorio en la oficina, jaja. La maleta de mano me cambió el concepto del «cacho del equipaje». Me encanta porque es muy cómodo viajar con ella, es liviana y la llevas tú siempre. Entonces te aseguras de que no te la dañen en el aeropuerto o te la abran.

¿Ventana o pasillo? 

—Depende, pues. Si es viaje corto, ventana. No hay nada mejor que ir mirando el cielo o las ciudades cuando se van achicando. Pero si es viaje largo prefiero siempre pasillo. Porque puedo estirar las piernas y es más fácil pararse para ir al baño, jaja, no es que vaya tanto, pero prefiero esa comodidad.

¿Playa o montaña?

—Montaña casi siempre. Sólo busco playas cuando quiero «hacer nada» y descansar. Pero normalmnte busco destinos de montaña, que son los que más me gusta conocer. Creo que la diversidad de paisajes es más amplia en estos ambientes.

¿Hotel de lujo u hostal/camping?

—Hasta ahora sólo he ido a hoteles de lujo cuando me han invitado, jaja. Yo creo que los elegiré cuando esté más vieja y cansada. Por ahora siempre siempre me inclino por los hostales. Como me gusta viajar sola, en los hostales puedo conocer gente y el ambiente es buena onda. Así me entero de datos, actividades o destinos nuevos. En un hotel como que los huéspedes no interactúan entre sí y eso es muy fomeque.

¿Viajar solo o viajar acompañado?

—Creo que viajar en solitario tiene más ventajas que al hacerlo acompañado. Me gusta la libertad de viajar sola: hago lo que quiero, cuando quiero y como quiero. Cuando estás viajando sola puedes tomar las decisiones de viaje en completa libertad, sin tener que ceder ante los gustos de otros. Puedo sonar un poco egoísta, lo sé, pero quizás es la maña que tengo a mis 30 años. No quiero que alguien me limite cuando viajo.

¿Cuál es la situación más extraña que has vivido en un viaje?

—No diría extraña, pero sí diferente. En Tailandia estuve 5 días viviendo en un monasterio budista. Estaba en la localidad de Mae Hong Son, al norte de Tailandia. El lugar era precioso, en medio de un bosque. Seguíamos una dieta vegetariana estricta, en la que desayunábamos a las 6am y nuestra última comida era el almuerzo a las 11am. No podíamos escuchar música ni usar el celular y dormíamos en el suelo, en unas colchonetas de 1 cm de grosor.
Teníamos 3 sesiones de meditación diarias de dos horas cada una. Ahí aprendí a meditar y conocí más sobre el budismo. Incluso, tenías la opción de mantener votos de silencio. Los días se me hacían eternos y fue muy fuerte adaptarme a los horarios y al régimen de comidas. Pero aún así creo que es una experiencia memorable y se la recomiendo a todo el mundo.

¿Cuál ha sido la comida más exótica que has probado y dónde fue?

—Siendo turista en Bangkok no puedes perderte la instancia de comer bichos fritos en la famosa Khao San Road. Hay varios carritos que por unos cuantos bahts te sirven un mix de animalitos para comer. Entre grillos de diferentes tamaños, gusanos y ranas pequeñas. Al principio es raro, pero luego te acostumbras y crees que estás comiendo papas fritas. Lo que sí: no me atreví a probar los más grandes: arañas pollito, alacranes y abejorros.

¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo?

—Hoy en día, mi lugar favorito en el mundo es Santiago de Chile. Cada vez que viajo, ya sea dentro de Chile o al extranjero, siento que no podría vivir en otro lugar que no sea aquí. Sí, hay ciudades que me cautivan mucho, pero insisto en que, de acuerdo a cómo vivo mi vida hoy, Santiago es el mejor lugar donde podría estar y donde más me gusta pasar el tiempo. Algunos me llamarán loca, pero yo los invito a ver nuestra ciudad con ojos de turista y a ampliar un poquito el espectro. En Santiago hay actividades para todos los gustos. Siempre está pasando algo nuevo (¡sólo hay que estar atento!). Estás cerca de la playa, de las montañas, de la nieve, de viñedos, de termas, de parques, etc. Hay que aprender a quererlo, no lo niego, pero viajando me he podido dar cuenta que estamos muy bien respecto a otros lugares.

¿Cuál es tu destino imperdible de tu país de nacimiento?

—¡El sur, por supuesto! Diría que desde la Región del Maule hacia el sur hay muuuucho por descubrir, y mientras más al sur vas, más lindos son los paisajes. Lo que más me gusta del sur es eso mismo: la diversidad de paisajes que puedes encontrar en él.

¿Qué es lo que más extrañas cuando viajas o estás lejos de tu casa?

—Aparte de dormir en mi propia cama y usar mi propio baño (jaja), lo que más extraño cuando viajo es el pan tostado con palta, los quesos y el buen vino. Sí, pura comida.

¿Algún consejo para los viajeros?

—Creo que hay mucha gente esperando a que sea «el momento adecuado» para tomar sus maletas y pegarse un viaje. Mi consejo es que si te pones a esperarlo, nunca va a llegar. Ese momento hay que construirlo. Hay que tomar la decisión y hacerlo. Sé que a veces es difícil porque hay eventualidades que te detienen. Pero, ¿si no es ahora, cuándo?

Nicole Etchart de «Viajando lento» – Sueños Viajeros