A bordo de un barco perfecto logré cumplir un sueño que tuve pendiente durante 18 años: conocer la vietnamita Halong Bay.

Cuando tenía 14 años vi en un programa de viajes un lugar llamado Halong Bay, que en ese entonces aún no era explorado por el turismo. Recuerdo haber quedado tan maravillada por la belleza de ese lugar como sacado de una película, que ahí mismo, en el living de mi casa, me propuse verlo, fotografiarlo, olerlo y navegarlo (algún día).

Dieciocho años después llegó ese “algún día”. Y la noche antes costó dormir. Y horas antes me transpiraban las manos. Hasta que llegamos. Ahí, frente a mis ojos, estaba la famosa bahía del dragón. Nublada, pero no así mi fe.

Deseaba con tanta fuerza conocer Halong Bay en sus mejores días. Con sol la bahía se viste de azul, y yo soñaba con ver ese lugar brillante de luz con la gama más amplia de azules y verdes. Hay que considerar que es un lugar que está nublado casi 300 días al año, por lo que mis expectativas eran altísimas (y eso no es tan bueno).

El Imperial Cruise está más que recomendado

Pasaron un par de horas entre que nos trasladaron al barquito, nos hablaron de las actividades, nos dieron un trago de cortesía y nos ubicaron en nuestra suite con baño increíble y balcón privado.

Mientras almorzábamos comenzamos a apreciar un incipiente tono azulado desde el exterior. Me disculpé con el resto de los comensales por pararme de la mesa en plena comida, pero mi cámara, Halong y yo teníamos una cita pendiente: juntarnos en plena bahía cuando saliera el sol.

Y ahí figuraba yo, disparando con mi cámara y navegando por ese lugar soñado en un barco preciosísimo y con una copa de vino chileno en mano. ¡Épico!

Después de la cita nos fuimos a ver una cueva impresionante, tan enorme y profunda que debería ser la octava maravilla del mundo. Y después, como si fuera poco, cerraríamos el día y comenzaríamos la noche andando en kayak al atardecer. ¡Un sueño!

Halong al atardecer

Regresamos al barco y, cuando aún no alcanzaba a abrirse el apetito, nos enchufaron una cena que estaba muy buena, abundante y variada, como todas las comidas. Creo que hace unos 25 años que no me dormía antes de las 10 de la noche.

Al día siguiente estaba despierta y feliz a las 6 AM, lista para mi próximo encuentro con Halong, esta vez al amanecer y a dos metros de mi cama ¡en nuestro balcón privado! Esta vez vestía un traje gris y se veía misteriosa, pero serena.

Ese segundo día a bordo fue muy entretenido, con una cicletada en una isla y una caminata por la jungla vietnamita. Después de un ajetreado día nos esperaban nuestras cabañitas con playa privada y un rico asado buffet en la playa, donde cerraríamos nuestra segunda jornada en el paraíso vietnamita.  A las 11 de la noche la isla cayó en los brazos de Morfeo.

Nuestra última mañana tuvo mucha carga melancólica. Nadie quería volver a la ruidosa y caótica Hanoi, pero predominaba la felicidad y la gratitud que sólo sientes después de cumplir un gran sueño.

Halong Bay vestida de azul

Datos y consejos para el paseo por Halong Bay

En Hanoi hay cientos de agencias de viaje, muchas serias y algunas otras bien chantas, que prometen y no cumplen nada. Generalmente estas agencias truchas venden paseos misteriosamente baratos; pero, obviamente, las que son un poco más caras tienen mejores barcos y servicio, ofrecen comida rica y abundante, y cumplen con cada actividad al pie de la letra. Así que si lo que quieres es vivir una buena experiencia, vas a tener que aflojar un poco el bolsillo.

Muchos paseos duran dos días y una noche, cosa que no recomiendo para nada, porque Halong está a cuatro horas de Hanoi y llegar a la bahía en la tarde, dormir y a la mañana siguiente volver, es una tontera. Nosotros hicimos el tour de tres días y dos noches, y felices nos hubiésemos quedado una tercera. Nuestro barco se llamaba Imperial Cruise, era uno de los más lindos de la bahía y lo ofrecen algunas agencias del Old Quarter de Hanoi.