Cómo te recibe Bangkok


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Llegué a la capital de Tailandia sola, con una mochila enorme y con la única certeza de que tenía una pieza reservada en un hostal, pero sin tener idea dónde quedaba. Este es el relato de cómo te recibe Bangkok. Por María Paz Ocharán.

 

Aeropuerto de Sídney

Esperando en el aeropuerto de Sídney

Mi primer viaje sola partió en Australia, un poco asustada pero feliz por la aventura que se venía. Después de dos semanas –que no fueron suficientes para conocerlo todo–, compré pasajes y decidí lanzarme a conocer el Sudeste Asiático.

Poco antes de partir conocí a una argentina y, con ella, a un par de mochileros más. Todos eran muy buena onda y cada uno iba viajando por su cuenta hacia Bangkok. Aterrizando se nos unió otro argentino más al grupo al que, cuando le pregunté qué hacía, me dijo que vino a la vida a viajar.

Quedamos de juntarnos en el aeropuerto al llegar, para partir juntos hacia el centro. Ellos querían alojar en Khao San Road, la calle típica del turismo, pero yo ya tenía reservado un hostal no tan cerca de ahí, así que era inevitable separarnos.

Perdida en Bangkok

Lo primero que sabes sobre Bangkok (porque lo sientes intensamente) es que hace un calor terrible, de esos que pesan y hace que estés pegote y con ganas de ducharte en ese mismo instante.

Panorámica aérea de Bangkok

Bangkok desde el avión

Ya asumida esa condición, acordamos con el grupo de juntarnos al día siguiente. Es en momentos así cuando te sientes perdida en el mundo, en un lugar donde nadie te comprende o, si lo hacen, es con mucha dificultad.

Al verme como un pollo perdido lejos de mi casa, un alma caritativa con buen inglés decidió ayudarme y me guió amablemente hasta la estación donde tenía que bajarme. Creo que se llamaba Kwand (o algo así me deletreó) y le agradecí mucho su ayuda.

Salí del metro cuando ya estaba oscureciendo y el panorama cambió de blanco a negro. Tuve la intención de disfrutarlo y captar todo lo que sucedía en mi entorno de una buena manera, pero el miedo me superó. Me acordé de los posteos en blogs sobre los asaltos, de que roban en moto (las veía por todos lados pasando a 10 centímetros de mí), que te quieren estafar siempre (10 tipos en tuk tuk ofreciendo llevarme), que te ven como un billete con patas (una mochila enorme en la espalda, otra chica delante y un banano).

Bangkok

Al día siguiente, así se veía la ciudad

También recordé las conversaciones sobre viajar sola. Lo que más se repetía como conclusión era que es seguro, siempre y cuando uno no se exponga a ciertas situaciones como esta, por ejemplo.

De la nada se puso a llover a chuzos y seguí caminando, segura de que iba en la dirección correcta. Sólo veía hombres que, aunque a lo más pesaban 40 kilos, tenían una mirada que sólo había visto en películas, a punto de cumplir su plan maquiavélico (quizás exagero pero así lo sentí en el momento).

Seguí caminando muy rápido, completamente empapada, pero eso daba lo mismo. Le pregunté a un par de personas por la calle a la que iba, pero todos me respondían «no, I don’t speak english». Entonces miré el mapa de mi celular y me di cuenta de que iba bien.

De pronto, doblando en una calle vi el nombre del hostal y fue una de las mejores sensaciones en la vida: cuando algo cuesta y lo logras. Al fin estaba a punto de dormir y sólo esperaba que el siguiente fuera un buen día.

Lugar:

Tailandia

Intereses:

Gente Low Cost

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