Comida playera en Brasil: ¡qué delicia!

 

Nadie me comentó lo rico, cómodo y barato que era comer en las playas de Río de Janeiro  y Buzios. Anticuchos de camarones crudos con limón, bloques de queso derretido, pescado frito y exquisitas caipiriñas fueron parte de los snacks playeros de mis vacaciones. Simple y delicioso.

 

A modo de escapatoria del frío santiaguino que estaba comenzando, y para desquitarme con el siempre odiado marzo, me tomé mis vacaciones los diez primeros días de abril. A pesar de que ya había ido a Brasil (Camboriú y Foz de Iguazú), me faltaba conocer la famosa ciudad de Río de Janeiro y el relajo máximo que entrega Buzios, del cual me hablaban maravillas. Entre ofertas y antes del caos por los Juego Olímpicos, armé mi maleta y me fui.

Me quedé en un hotel antiguo pero muy cumplidor, en primera línea frente a Copacabana. La famosa vereda que se extiende a lo largo de toda la playa está adornada de puestos para comer y tomar. Fue ahí donde tuvimos nuestro primer almuerzo –nada de lujo, pero muy alejado de ser una decepción–: pollo a la plancha con arroz, ensalada y papas fritas, al que le agregan un montoncito de harina tostada, algo, al parecer, muy típico de allá. A modo de “aliño”, o como si los acompañamientos fueran pocos, en la mayoría de los restaurantes (playeros y de lujo) te llevan un plato lleno de porotos negros calientes por costo cero. La verdad es que soy fanática de ellos, por lo que tenerlos tan al alcance y en cada comida me pareció una maravilla.

Estaríamos cuatro días en Río, lo suficiente como para hacer los clásicos tours al Cristo Redentor y el Pan de Azúcar, y un recorrido por la ciudad. Los tiempos libres eran destinados a las distintas playas, las que parecían un verdadero centro comercial a pleno sol: pareos, bikinis, comida, tragos (¡gigantes!), collares, aros, vestidos y poleras hacían que la playa se volviera aún más entretenida aunque, a su vez, era un verdadero incentivo al gasto.

Río de Janeiro, Brasil

Para desquitarme de marzo, me escapé a Brasil

Fue justamente en Copacabana donde aprovechamos de probar la mayoría de los snacks que brasileros y, sobre todo, argentinos pasaban vendiendo. Lo primero fue el anticucho de camarones: cinco piezas crudas, sin pelar y cruzadas en un palo delgadito, entregados con una servilleta y limón exprimido por encima de cada trozo. Entre la arena y lo mojado que uno está por el mar, es toda una aventura lograr comerlos en paz y sin dar con un pedazo de cáscara, pero estaban tan ricos que fue inevitable no ir por otro.

Mi hermano me había hablado de los quesos que vendían en las playas, así que no podía irme de ahí sin probarlos. Con el puro olor uno sabe que quien los vende está cerca. Un joven se paseaba con una especie de cajita de metal, que por dentro iba cargada de carbón y por encima llevaba una rejilla. Era una parrillita portátil. “¡Queijos, queijos!”, gritaba. En Brasil, sobre todo en la playa, todo es regateable, así que de 5 reales me lo bajó a 3 ($550 aproximadamente). Lo que hacen es untar el bloque de queso en una bolsa llena de orégano, para luego ponerlo encima de la rejilla por no más de 30 segundos. ¿El resultado? Una especie de provoleta en forma rectangular realmente exquisita.

Comida playera en Brasil

Acaí, granola y frutillas…¡realmente exquisito!

Uno puede pensar que en Brasil siempre es fin de semana, pero no; la diferencia está en la playa y en los precios. Parte del sábado y del domingo fuimos a Copacabana e Ipanema, y el lunes volvimos a la primera. Al principio nos vendían dos caipiriñas de 700 cc a 30 reales, pero ya para el día laboral, y debido a la disminución de los turistas en las playas, nos dejaban las dos en 20 reales. Nosotros tomamos la clásica, pero también hay de frutilla, maracuyá, manzana y más, para todos los gustos.

A kilómetros también se siente el olor a pescado frito, que viene envuelto en papel absorbente. Es un gran pedazo al que, al igual que los camarones, le exprimen un limón encima. Empanadas de camarón o pollo, sándwiches, el maravilloso acaí con plátano o frutilla y mucho más son parte de la comida playera en Brasil, que los cariocas y los relajados vendedores de Buzios tienen para ofrecer a los turistas que buscan el eterno sol de verano.

Caipiriña en Copacabana, Río de Janeiro, Brasil

Una rica caipiriña para pasar el calor de Copacabana

Lugar:

Brasil

Intereses:

Gastronomía Playas

Comentarios