Desde chico he disfrutado cada una de las tormentas eléctricas que he presenciado. Y ahora mi meta es estar en los tres lugares del mundo donde la naturaleza descarga su fuerza con más energía.

Desde chico que soy un fanático de las tormentas eléctricas, porque creo que son uno de los espectáculos naturales más increíbles que un ser humano puede presenciar. Además son escasas y difíciles de ver, y sólo unos pocos tienen la suerte de captar el momento exacto en el que el cielo desprende toda su furia contra la tierra.

En medio, o mejor dicho a un costado de ese escenario, volvemos a tomar consciencia de lo insignificantes que somos respecto a nuestro planeta y el universo. Como dato, la energía liberada en un rayo puede ser suficiente para prender 100 millones de ampolletas.

Camino a la tormenta

En San Pedro de Atacama tuve la suerte de presenciar las últimas tormentas eléctricas que provienen del invierno boliviano. A eso de las 4 o 5 de la tarde, inmensos cumulonimbus cubrieron todo el cielo y comenzó el espectáculo. Sobre los volcanes se sentían las primeras “bombas” y, a pesar de la luz de la tarde, los flashes de luz iluminaban todo.

Fue entonces cuando convencí a Alejandro, experimentado guía local, de subirnos al auto a presenciar el espectáculo en primera fila. En el camino me fue contando sobre la vez en que no pudo esquivar una tormenta y le tocó estar justo debajo de todo el poder de la naturaleza, del miedo que sintió al ver que por la estática del ambiente literalmente se le pararon los pelos y sentía un zumbido constante, como cuando uno se acerca a los cables de alta tensión. Rápidamente tuvo que tirar lejos los bastones de trekking para no hacer ningún tipo de puente y refugiarse en la primera cueva cercana, toda una experiencia extrema de riesgo no planificado de la que por suerte pudo escapar.

Una vez que vimos que las zonas de descarga estaban lejos de nosotros, bajamos de la van y nos pusimos a caminar. Cuando estábamos disfrutando del espectáculo, el viento cambió de dirección y las nubes empezaron a avanzar hacia nosotros; bajo una fuerte lluvia apuramos el paso y finalmente llegamos al lugar donde nos recogieron.

Nos habíamos demorado la mitad del tiempo estipulado. En el trayecto de vuelta un rayo cayó a pocos metros, produciendo una diferencia entre luz y sonido de menos de un segundo (para que tengan una referencia, se calcula que para tres segundos de desfase entre luz y sonido, la distancia con el rayo es de un kilómetro). Calculo que el rayo cayó a menos de 200 metros, pero ustedes mismo podrán corroborarlo en el video que les muestro a continuación.

Historia como estas hay miles: gente que ha sido alcanzada por rayos y han sobrevivido para contarlo, pilotos que han visto cómo un rayo ha atravesado el fuselaje de su avión, ciudades que han quedado en penumbra y tantas otras. Pero para los que al igual que yo disfrutan con este espectáculo, más abajo incluyo algunos datos para acercarse a esta maravilla de la naturaleza sin arriesgar la vida.

Los mejores

Relámpago de Catatumbo
En el oeste de Venezuela se encuentra el lugar con la mayor concentración de relámpagos del mundo, con 18 a 60 por minuto, que lo llevaron a convertirse en un récord Guinness.

Relámpago del Catatumbo. Crédito foto: www.gravity-tours.com

Kifuka, República Democrática del Congo
Los rayos que castigan este pequeño pueblo son el resultado del cálido aire del Atlántico chocando con las montañas locales.

Kifuka. Crédito foto: http://mustsee-beforeyoudie.blogspot.com.tr

Lightning Alley
Ubicado en Tampa, Florida, esta zona recibe 35.4 rayos por kilómetro cuadrado cada año. Quienes quieran perseguir la tormenta le pueden pedir ayuda a Brandon Ivey y Marcus Gutiérrez, expertos mundiales en el tema, en http://stormchasingtour.com.

Lightning Alley
Crédito foto: http://delusionist.deviantart.com