Bucear por primera vez


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La sensación de bucear por primera vez a muchos metros bajo el mar es lo más parecido a estar aislado del mundo, donde lo único que escuchas es tu propia respiración y donde una hora es capaz de convertirse en sólo 10 minutos.

 

Desde que decidí visitar la isla de la Pascua es que en mi lista de cosas por “ver y hacer” estaba bucear. Antes de viajar a cualquier lugar suelo hacer una búsqueda exhaustiva encontrando esta vez que Isla de Pascua es el quinto mejor lugar del mundo para bucear. Estaba claro que mi primera vez tenía que ser ahí.

Recorrimos varios lugares que ofrecían el servicio y, por recomendaciones, decidimos entregarnos en Orca. Snorkel habíamos hecho varias veces y sabíamos que bucear era totalmente diferente, por lo que hacerlo en un buen lugar era muy importante, finalmente nos entregábamos a sus manos.

Llegamos 40 minutos antes con el fin de poder disfrutar de un café en la caleta de Hanga Roa, poder apreciar el paisaje y así calmar un poco la ansiedad.

Buceo en Isla de PascuaLa instrucción

Para bucear es importante conocer el lenguaje bajo el mar, por lo que comenzamos con una instrucción de aproximadamente 20 minutos, donde nos explicaron cómo comunicarnos a través de señas debajo del agua en caso de necesitar alguna cosa o, simplemente, querer salir. Reglas de seguridad a través de señas como: “estoy bien”, “quiero subir”, “regula el aire” y “avistamiento de tortuga”, entre muchas otras, se vuelven vitales en esta experiencia. ¡Estábamos en la clase más entretenida de todas!

Llegó el momento de equiparse. Nos acercamos a elegir nuestros trajes, máscaras y aletas, cosas muy importantes ya que es ideal que éstas sean lo más cercanas a nuestra talla de manera que al nadar la máscara no se llene de agua y las aletas no se salgan.

Antes de partir un amigo rapa nui nos aconsejó: “No miren el suelo, que es el gran error que comenten los principiantes. Levanten la cabeza y disfruten del paisaje”.

En un bote nos adentramos mar adentro y llegamos al lugar donde comenzaría la aventura. Pero faltaba una última instrucción: “Pueden mirar y disfrutar pero lo que está en el mar, es del mar”. Absolutamente de acuerdo.

Para qué voy a andar con cosas, estaba nerviosa. Me sumergí tirándome hacia atrás desde el bote, de manera que automáticamente me inflé y floté. El instructor, siempre a mi lado, me indicó que comenzaríamos a sumergirnos. Mi adrenalina estaba a mil, pensando que comenzaría a respirar sólo por la boca y pensando en hipérbole que mi vida dependía de un tanque de oxígeno.

El tubo sólo funcionó una vez sumergido, por lo que intentar respirar sólo por la boca afuera del agua es imposible (lo intenté a modo de ensayo).

Buceo en Isla de PascuaEl descenso

Comenzamos el descenso y lentamente el agua fue sobrepasándome. Es maravillo sentir y darte cuenta de que respirar bajo el agua es posible y que hacerlo con tanque no es tan incómodo como pensaba. Al ir bajando el instructor me señaló que debía descomprimir mis oídos de manera que la presión no me afectara. Siendo sincera, ir descendiendo, mirar a mi alrededor y descomprimir mis oídos no era tarea fácil. Siempre he dicho que bucear tiene mucho de mente, ya que la concentración es fundamental para poder disfrutar.

Como estábamos empezando, y sumado a mi adrenalina a full, no logré concentrarme, por lo que me desesperé un poco y le indiqué que quería subir. El instructor de seguro acostumbra a este tipo de primeros encuentros, así que me señaló que me quedara tranquila y que descomprimiera lentamente mi oídos mientras mi mente repetía “Tamy, tranquila, esto lo controlas tú, ¡no pasa nada! La sensación del momento no es miedo, es desesperación pero simplemente por no concentrarte. Es que es difícil para una persona hiperactiva como yo.

Luego de eso, comencé el descenso sin problema alguno y recordé el consejo de mi amigo Rapa Nui. Les advierto que lo que pueda contarles de aquí en adelante jamás se comparará realmente con lo que se siente estar a 10 metros bajo el mar, donde lo único que escuchas es tu inhalar y exhalar.

Buceo en Isla de PascuaNadamos cerca de corales, vimos cómo diferentes peces pasaban cerca de nosotros y finalmente, luego de descender, logramos tocar el fondo de nuestro mar. Mirar hacia arriba donde está el bote y dimensionar el mundo paralelo bajo el agua es una de las postales más asombrosas que vi. ¡Si hasta la sirenita y su clan se vinieron a mi mente!

Fue increíble cómo 40 minutos bajo el mar se transformaron en sólo 10, dejándonos con la sensación de querer más. Es que tus cinco sentidos deben estar puestos en esta actividad por lo que el nivel de concentración, unido a la adrenalina. se transforma en una ecuación perfecta. Una paz y un silencio únicos que no he vivido ni sentido con ninguna otra actividad.

Muchas personas me han preguntado si lo volvería a hacer y mi respuesta automática es que lo haría una y mil veces. Insisto, es imposible plasmar en un texto todas las sensaciones vividas. No por nada mientras escribo esta historia se me eriza la piel, signo de que realmente bucear es una experiencia más que para contarla, para vivirla.

 

Lugar:

Chile

Intereses:

Buceo

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