Cuando imagino este pueblo me basta cerrar los ojos para sentir el frío en la cara y visualizar los sorprendentes paisajes llenos de vida y lagos de colores hipnotizantes que posee este rincón de América del Norte en el que sueño vivir algún día.

Últimamente mi mente ha estado divagando y consumiendo tardes enteras con pensamientos que analizan la posibilidad de viajar a un rincón mágico ubicado en las montañas rocosas de Canadá. Entre el paisaje nevado de los picos de la hermosa British Columbia y las vastas praderas agrícolas de Alberta se encuentra un pequeño pueblo llamado Banff.

Este es el hogar de una vibrante comunidad de personas que gozan de la vida simple, donde esquiar es su preocupación más grande del día. Pero no sólo ellos son los que disfrutan, sino que Banff también alberga a una multicultural familia global donde los miles de viajeros pueden sacar lo máximo de este territorio bajo cualquier clima que se presente, ya que puede pasar de estaciones de esquí, escalada en hielo, trekkings y románticos paseos en trineo, a caminatas en glaciares, camping en cascadas y paseos en góndola durante el verano.

En invierno, la nieve es la protagonista

No todo es snowboards y antiparras

Envuelta en mi cama del hostal de Pucón con un café en la mano y una fantástica vista que sólo se puede describir como “la magia del sur”, no puedo evitar transportarme a la sensación de estar en una de las calientes termas naturales que se encuentran a sólo unos minutos al sur de Banff. Éstas también son el orgullo del hotel Fairmont Banff Springs, un gigantesco castillo convertido en uno de los más prestigiosos resorts de las Rockie Mountains.

No obstante, allí también se pueden encontrar alojamientos de precios más moderados en hostales perfectos para los backpackers aventureros que quieren explorar esa región de ríos azules que alimentan algunos de los lagos más puros en el norte de Alberta. Es un hecho que cualquier amante de la naturaleza como yo tendrá problemas con empacar sus maletas y volver a la jungla de asfalto de la ciudad.

Si bien no soy la mayor fanática del deporte blanco, aquí no todo se trata de este tipo de actividades outdoors, ya que quienes disfrutan de la vida nocturna y la buena comida también se divertirán con la deliciosa oferta de este bullicioso pueblo que incluye una gran variedad de bares y restaurantes en la calle principal repletos de locales y turistas que mueren por los días y noches que Banff tiene para ofrecer.

El pueblo de Banff

El invierno soñado no es imposible

Ahora el siguiente paso es ahorrar dinero, hacer trámites (¡a nadie le gustan!) y sacar la codiciada Visa Working Holiday Canadá que tantos chilenos quieren tener en sus manos, ya que la posibilidad de vivir un año completo en un paisaje que parece sacado de un cuento de hadas es definitivamente una oportunidad increíble.

El plan para mantenerme ahí es conseguir algún trabajo esporádico, mientras me paso el resto de mi tiempo libre fotografiando osos, riéndome con las ardillas, manejando por caminos increíbles, relajándome en un spa después de una larga jornada, tomando cerveza o comiendo fondue.

Con todas estas posibilidades infinitas dentro de un destino mágico, no es ninguna sorpresa que este precioso pueblo en medio de las montañas sea parte de los favoritos de mi bucket list que espero cumplir lo antes posible. Y ¿quién sabe? Quizás me termine quedando.

Lake Louise