Aventura en San Fabián de Alico
Para un viajero no es un misterio que Chile que tiene lo suyo. Y en mi búsqueda de nuevos lugares para escapar de la rutina, hacer algún deporte extremo y aprovechar cualquier fin de semana libre, San Fabián de Alico se convirtió en la mejor idea para llevar a unos amigos brasileros que estaban de visita.
Cuando Thaiza y Leandro –unos amigos brasileros que conocí mochileando por su país– me dijeron que venían a Chile, me puse a pensar a dónde llevarlos. Decidimos ir a pasear por Santiago, Valparaíso y sus alrededores, pero queríamos sorprenderlos con algo especial. Entonces nos preguntamos: “¿Por qué no invitarlos a desconectarse y hacer algo que nunca hayan vivido?”.
Así decidimos ir a San Fabián de Alico, un lugar conocido por su increíble vegetación, su tranquilidad y sus salidas directas al río Ñuble, que en conjunto dan lugar a la anhelada desconexión y también al deporte. El kayak y el rafting son sus principales actividades, dando lugar cada año a un encuentro llamado Ñublefest, en el que se reúnen los amantes de estos deportes, para descender por el río de manera masiva durante el fin de semana.
Desde Santiago partimos rumbo al sur por la Ruta 5 hasta San Carlos durante aproximadamente cuatro horas. Una vez que llegamos al cruce nos adentramos en la cordillera por 30 minutos hasta llegar a nuestro destino final.
Al llegar, la señal del teléfono me indicó que por algunos días me desconectaría de todo y que mi mejor panorama sería disfrutar del paisaje y el sonido del río. Como viajera, es lo que busco constantemente, por lo que me pareció el viaje perfecto para escapar del estrés y conectarme con la naturaleza.
Desde que llegamos a “Sanfa”, como lo llaman, no sólo logramos sorprender a nuestros amigos forasteros, sino también a nosotros mismos. Sus caras de asombro al ver la naturaleza y el cerro Alico es de los recuerdos más latentes que tengo de ese lindo viaje.
– ¿Quieren hacer rafting en el río? –les propusimos, y el sí fue rotundo. A pesar de la emoción, logramos dormirnos temprano para la aventura que vendría al día siguiente.
Debo reconocer que el agua helada no es lo mío y supuse que tampoco lo de mis amigos, acostumbrados a playas de aguas templadas. Sin embargo, y para sorpresa mía, el panorama suponía mucho más; mis amigos despertaron listos y felices para vivir esta nueva experiencia.
Valientemente opté por hacer el primer descenso sentada en la parte delantera de la balsa. Disfrutamos de cada subida y bajada, y mis amigos no daban más de la felicidad que, por un momento, los hizo olvidar su nacionalidad carioca, convirtiéndose en dos chilenos más.
El rafting me dejó con ganas de experimentar lo mismo, pero esta vez en un daki, una pequeña balsa para dos personas. El resultado aún me impresiona, ya que en los rápidos del río el agua lograba traspasar nuestra balsa, quedando totalmente cubierta.
Felices y exhaustos después de nuestro día, decidimos relajarnos y compartir en grupo, para celebrar nuestra última noche. Al día siguiente volveríamos a Santiago, pero nuestros amigos se enamoraron tanto del rafting, que terminaron cambiando sus planes para quedarse un día más. Sin embargo, no sabemos si podremos repetir esta historia nuevamente.
La hidroeléctrica que cambiará la comuna
San Fabián, tristemente, ha sido intervenido por el proyecto Hidroñuble. Debido a él es muy probablemente que muchos viajeros no puedan vivir las mismas experiencias que nosotros y menos disfrutar de un lugar libre de la intervención humana. Por eso esta historia es una forma de protesta contra la intervención de lugares naturales y maravillosos propios de las personas que por años han luchado por mantenerlos así. La pelea continúa y esperamos que permita que el proyecto no dañe lo construido por su gente durante tantos años.
Esta historia no es para seguir escribiéndola. Dejo a todos invitados a disfrutar de Chile y de este video que resume nuestra aventura.