Así viajamos durante un año en nuestra combi familiar


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Nos han dicho que estamos locos, que somos unos padres irresponsables y egoístas; otros nos dicen que no lo vamos a lograr, pero en su mayoría concuerdan en que estamos cumpliendo el sueño de muchos y que viajar siempre será la mejor forma de aprender.

 

Nuestro sueño era básicamente el mismo de cualquier otra familia: tener un buen trabajo, un auto lindo y una casa propia; salir de vacaciones a algún lugar turístico, mandar a nuestros hijos, Martín y Nico, a un buen colegio, terminar de pagar las deudas y vivir tranquilamente.

Con Hugo estábamos logrando todo eso, pero, cuando ya teníamos una casa armada, un auto lindo y cómodo, un buen colegio para Martín y buenos trabajos, unas vacaciones a Brasil nos hicieron darnos cuenta de que nuestro sueño no era como el de cualquier otra familia.

Estábamos atados a una rutina de la que ya no queríamos ser prisioneros. Necesitábamos sacar a los niños de ella y llevarlos a conocer el mundo; más tarde ellos podrían decidir qué hacer con su vida, pero antes les entregaríamos todas las alternativas que pudiésemos. Sin embargo, estar fijos en un solo lugar no nos permitiría eso. ¡Teníamos que mostrarles el mundo y salir a buscar nuestra felicidad!

Paloma, Hugo, Martín y Nico - Sueños viajeros

Paloma, Hugo, Martín y Nico – Sueños viajeros

Se pensó y se hizo

Un día, mirando Facebook me encontré con la historia de una familia argentina que llevaba 15 años viajando por el mundo en una burrita de los años 20. Entonces me pregunté: si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué no podríamos nosotros? Hugo se enamoró inmediatamente de la idea, así que compramos a la Dory –la combi que sería nuestro hogar de ahí en adelante– y nos despedimos de nuestros trabajos, del colegio, de nuestra casa, de nuestro auto y de todas las comodidades que teníamos para perseguir este gran sueño.

El 2 de agosto de 2016 comenzó este gran proyecto al que le pusimos “Shack on the road”. Salimos de Viña del Mar rumbo a Mendoza, para cruzar por el centro de Argentina hasta el cruce del río Uruguay; desde allí recorrimos el camino de la costa hasta Chuy, en la frontera con Brasil. Por ahora alcanzamos nuestra primera pequeña meta, Ilha Grande, el lugar que escogimos para descansar unos meses, juntar un poco más de dinero con nuestras artesanías y recargar energías.

La idea es seguir por la costa hasta Manaos, tomar una balsa para ir hasta Perú por el Amazonas y después seguir subiendo por toda la costa del Pacífico. Nuestra meta es llegar a Jamaica, pero probablemente después seguiremos subiendo por Centroamérica.

La fiel compañera Dory - Sueños viajeros

La fiel compañera Dory – Sueños viajeros

¿Se puede vivir viajando?

Han sido más de 365 días de viaje, con casi siete mil kilómetros recorridos; un año de altos y bajos, de bellas personas, de obstáculos, de cientos de decisiones que tomar, de diferentes paisajes, de linda compañía, de llantos y risas, de dos fundidas de motor, casi tres países recorridos y miles de experiencias por contar.

En el camino hemos ido liberando mucha carga, alivianando nuestras mochilas y aprendiendo a no inventarnos necesidades. No nos consideramos hippies, pero aprendimos a vivir con lo justo; trabajamos para poder seguir nuestro camino y, aunque no estamos de vacaciones eternas, a veces también nos damos nuestros gustitos y disfrutamos cada día de esta aventura.

Si hoy o mañana tuviéramos que volver, lo haríamos y volveríamos a empezar. Porque viajar nos ha mostrado el mundo en todo su esplendor, nos ha abierto los ojos e incluso nos ha hecho ver dones donde no lo habíamos notado por culpa de la sociedad rutinaria en la que estábamos viviendo.

Hoy podemos decir que, definitivamente, sí es posible vivir viajando.

Shack on the road - Sueños viajeros

¡Sí se puede vivir viajando! – Sueños viajeros

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