Año Nuevo en París


Banner Faro Tours
Banner Faro Tours

 

¡Qué mejor que iniciar nuestra travesía por Europa celebrando Año Nuevo en París, la “Ciudad de la Luz”! Sin duda esta experiencia nos dejó alucinados con cada uno de sus espectáculos. Por Italo Meza.

 

La mayoría de las veces –quizá siempre- que hemos programado un viaje con la Maca, mi novia, tenemos muy claro el lugar a donde queremos ir, los tiempos destinados al viaje y qué cosas nos gustaría ver. El detalle, no menor, es que ¡al final terminamos haciendo algo completamente distinto y más atrevido de lo que inicialmente pensábamos! Así nació nuestro primer viaje a Europa (digo primer porque no descarto en lo absoluto que hayan más en la posteridad).

La idea era ir quizá a un lugar con playa, sol y poder estar varados durante gran parte de nuestras vacaciones, pero de repente, por el inconsciente de Maca se cruzó la idea de Europa. Ella soñaba con conocer Londres. Para mí todo era atractivo, pero me llamaba mucho la atención París, la “Ciudad de Luz”.

Torre Eiffel de noche, París, Francia

La Torre Eiffel de noche

Comenzamos a organizar el viaje en abril de 2013. Soy enólogo y estaba en plena vendimia en esas fechas, así que quería que el tiempo pasara lo más rápido posible; cada camión con uva que entraba a la bodega aliviaba un poco la espera.

Planeamos todo para partir en diciembre y pasar un mes recorriendo Europa. Partiríamos en París, por lo que pasaríamos ahí el Año Nuevo. ¡Imagínense! Nuestra primera parada en el Viejo Continente y con la oportunidad de un espectáculo sin precedentes. Al menos eso pensábamos nosotros.

Parlez-vous français?

A pesar de que no tengo ninguna cercanía con la cultura francesa –principalmente admiro su historia vinícola y tengo en la memoria el llavero del Arco del Triunfo que mi padre anduvo trayendo durante años– ni tenía frescas las enseñanzas de mi profesora de francés en la básica (Madame Patricia), no pensé que el idioma iba a ser una barrera infranqueable. Tengo un nivel de inglés medio y pensaba que con eso podría defenderme. No distaba mucho de tener razón.

Muchas fueron las advertencias de viajeros experimentados, comentarios en blogs y consejos de amigos sobre lo complicado que es comunicarse en inglés con los franceses. La primera barrera fue comprar el boleto del metro en el aeropuerto, pero para nuestra sorpresa no fue tan complicado, pues la vendedora comprendió lo que queríamos. Las mayores dificultades fueron la gente de más edad: inolvidable la señora de la boulangerie (panadería) que cada vez que la saludábamos con un Hello!, nos devolvía toscamente un Bonjour! Lo demás fue salvable, sobre todo con la gente joven.

Panadería en París, Francia

Disfrutando de la gastronomía francesa

¡3, 2, 1…!

Volviendo a lo del Año Nuevo, estaba claro que lo pasaríamos en los Campos de Marte a los pies de la Torre Eiffel, disfrutando del espectáculo y de la algarabía del momento. Llegó el 31 de diciembre, hicimos algunas compras de comida en el supermercado y comenzamos a preparar nuestra cena. Debo aclarar que era muy buena la calidad de la comida, a pesar de que se vende en estos mini-supermercados citadinos (los híper-mastodontes que tenemos en Santiago son impensados en el centro histórico). Llevábamos vino chileno para la cena (mínimo), así que todo quedó delicioso.

Cena de Año Nuevo

Nuestra cena de Año Nuevo

Cenamos y nos preparamos para ir a Champ de Mars con la mochila al hombro cargada con la cámara fotográfica, el trípode y una botella de pisco para capear el frío viento invernal parisino. Desde nuestro departamento ubicado a cuadras de la Torre (las ventajas de la temporada baja) nos encaminamos a nuestra aventura, emocionados por la experiencia.

Llegamos temprano y nos instalamos en una banca cercana a la École Militaire. Desenfundé el trípode y me instalé para sacar fotos. No había mucha gente en la explanada, por lo que decidimos avanzar un poco hacia la Torre. Luego la historia toma matices de diaporama: se abre la botella de pisco; solo tenemos vasos pequeños (error); hace frío; pasan los minutos; le ofrecemos nuestra bebida nacional a una chica australiana (percibimos desconfianza); la explanada comienza a llenarse; la Torre se ilumina al comienzo de cada hora; la botella pesa cada vez menos; ya no hace tanto frío (al menos internamente); 23:50 horas; se siente emoción en el ambiente; cuenta regresiva; emoción; se ilumina la Torre completa; ya estamos en 2014; las luces de la Torre se apagan; oscuridad total.

Los fuegos artificiales de unos turistas asiáticos que eran perseguidos por la policía fue lo único que vimos en el cielo. Luego la gente comenzó a retirarse y nosotros no podíamos creer que se hubiera terminado el espectáculo.

Fuegos artificiales en la Torre Eiffel, París, Francia

Los únicos fuegos artíficiales que vimos

C’est tout?

Incrédulos, permanecimos en la explanada durante al menos una hora. No pasó nada. Ya convencidos de que no habría una función al estilo santiaguino, nos retiramos a nuestro departamento. No es que seamos fanáticos de celebrar el Año Nuevo con fuegos artificiales ni mucho menos, pero imaginamos (torpemente y pagando el noviciado) que la experiencia sería un poco más iluminada. No fue mala, pero es chistoso pensar que fue así.

Camino al departamento nos dimos cuenta de que no teníamos la funda del trípode. La buscamos, con al menos 350 ml de etanol en el cuerpo y en medio de la explanada en un mar de gente, y la encontramos increíblemente en la banca en la que nos sentamos en un principio. Unos alemanes muy simpáticos que estaban sentados en ella no se habían dado cuenta de lo que era. Con la alegría en el cuerpo retomamos el viaje de vuelta después de una noche que, a pesar de no cumplir con todas nuestras expectativas, igual nos dejó felices.

École Militaire, París, Francia

École Militaire

Lugar:

Francia

Comentarios