Año Nuevo en Byron Bay
¿A quién no le gustaría pasar el Año Nuevo en Byron Bay, el pueblo más hippie de Australia, en un festival de tres días con bandas y DJ´s de primer nivel tocando en vivo, durmiendo rodeado de carpas, campervans y miles de personas cargadas de buenas vibras esperando ser los primeros en el mundo en gritar 3, 2, 1… ¡Feliz Año Nuevo!?
El año antepasado (2014) estaba en Sydney cuando el tema de la noche de Año Nuevo empezó a ser recurrente entre mi grupo de amigos. “¿Qué vas a hacer para Año Nuevo?” “¿Cuánto estás dispuesto a invertir para recibir el nuevo año como corresponde?” “¿Ya viste el line up de Falls Festival en Byron Bay?” eran algunas de las preguntas que todos nos hacíamos sin llegar a una respuesta concreta.
Éramos todos backpackers y no podíamos tomar una decisión sin antes analizar todos los puntos a favor y en contra. Personalmente, moría por ir al famoso festival del que todos hablaban, pero sabía que sería difícil por no contar con movilización ni plata suficiente para hacerlo. Así que, después de mucho pensarlo, con mis amigos decidimos quedarnos en Sydney e ir a una plaza con nuestro picnic, cooler y mantas a ver los tan famosos fuegos artificiales que congregan a millones de personas de todo el mundo. Y así fue; nos quedamos y lo pasamos increíble, pero siempre guardé la esperanza de poder ir a Byron Bay a pasar algún año nuevo más adelante.
Byron es un pueblo ubicado al norte del estado de New South Wales en Australia y es una parada obligatoria para todo aquel que recorre el país. Famoso por su pasado hippie en los años 60 y 70, este pueblo playero mantiene ese aire surfista relajado y tranquilo que llama la atención por la diversidad de personajes y estilos que se pueden ver en sus coloridas calles. Además de la playa, Byron Bay está lleno de cafecitos, bares y restaurantes que le dan esa identidad tan particular y llamativa. Es un imperdible. Y es ahí donde en 2015, por tercera vez consecutiva, se realizó este masivo festival.
Sueño cumplido
Este año la vida me dio la oportunidad de estar en Australia nuevamente para Año Nuevo, así que decidí no dejar pasar el tan ansiado festival. Congregué un grupo de amigos –chilenos, argentinos y australianos–, nos organizamos y partimos nuestro viaje de más de 10 horas rumbo al norte hasta llegar a Byron Bay. Armados con carpas, sacos de dormir, linternas, comida y un pequeño bolso con ropa ad hoc para el evento, llegamos a la zona de camping, estacionamos la campervan y nos instalamos.
Había distintas opciones de entrada, pero nosotros optamos por la más completa que era de tres días, y pagamos por ella 440 dólares australianos cada uno (unos $225.000 pesos chilenos), porque si se hace algo, se hace bien ¿no creen? Nos pusieron la pulsera en la muñeca, que teníamos que mostrar cada vez que cruzábamos el umbral de la entrada, la misma que algunos guardan y coleccionan junto a la de otros festivales como pequeños trofeos. Y así es como entramos finalmente al festival, un poco cansados por el viaje, pero con una emoción tremenda al ser parte de las 16.000 personas que diariamente participaron del evento.
Pudimos ver en vivo a artistas como Foals, Bloc Party, The Wombats, Rüfüs, los hip hoperos Hilltop Hoods, Birds of Tokyo, el dúo electrónico australiano Peking Duk y a los ingleses de Disclosure, quienes cerraron la última noche golpeando con sus hits a la eufórica multitud que a esas alturas daba lo último de energía que le quedaba, después de acampar por tantos días.
No olvidemos que todo esto ocurrió en Australia, por lo que la organización y las condiciones del evento eran óptimas. Todo estaba muy bien pensado: terrenos para acampar con baños y duchas, puestos de comida y bebestibles, estaciones para cargar los teléfonos (10 dólares por carga), piscinas, toboganes, zona de WiFi, puestos de venta de ropa y accesorios muy lindos al estilo festivalero, etcétera. Todo dispuesto para que los asistentes, entre los que se encontraba incluso Miley Cyrus, pudieran disfrutar al máximo.
No me cabe ninguna duda de que, si sigo en Australia el próximo Año Nuevo, entre mis opciones estará recibir el 2017 en Falls Festival, que podría celebrarse en cualquiera de sus otras tres locaciones: Lorne, en Victoria, Marion Bay, en Tasmania o Byron Bay, en New South Wales. Quién sabe qué sorpresas habrá en la próxima versión, ya les contaré.