El más lindo amanecer, las ruinas tragadas por la naturaleza y los tranquilos caminos que conectan los diversos templos del Angkor en Siem Reap. Un día, dos ruedas y mucho calor.

Así se ve el amanecer en Angkor

4 AM. Suena el despertador y como personajes de The Walking Dead nos movemos por la habitación.

4.30 AM. Bicicletas en mano y algo más despiertos comenzamos la pedaleada hacia Angkor.

5 AM. Entradas compradas, sol comenzando a teñir el cielo de naranja y rosado, el calor aún tímido pero demostrando que viene con fuerza. Me siento mal, fue muy temprano para hacer un esfuerzo físico, necesito sentarme. Ya nada importa, llegué a la hora.

Sólo para valientes (o desinformados)

Dos días antes comenzamos a ver las diferentes formas de ir a visitar los templos, cuando me llegó un mensaje: “Anda a Angkor en bicicleta, es maravilloso”. Fue así como desechamos la idea de tomar un tour, taxi o tuk tuk. La bici por sólo un dólar al día nos serviría para ir donde quisiéramos y a nuestro ritmo.

Había 35 grados, pero una sensación térmica de mil

Angkor no queda tan lejos de Siem Riep, pero es grande, inmensamente grande. Así que un buen estado físico es vital. Otra opción es desistir en la mitad y tomar un tuk tuk que te llevará con bicicletas y todo. Pero yo ya había decidido hacerlo en dos ruedas y debía terminar así, aunque fuera con la lengua afuera.

No sé si quien me lo recomendó tiene el mejor estado físico, muy buena tolerancia al calor o simplemente se le notan los años menos. Pero yo admito que casi me morí. No estaba tan cansada pero sí asada: había 35 °C, pero una sensación térmica de mil.

Premio al esfuerzo

Iba apenas, pero el paisaje y cada templo me regalaban las fuerzas necesarias para continuar. Es hermoso en su totalidad y cada metro que avanzas es mágico. Es verdad que se conoce principalmente la típica foto del Angkor Wat, pero es mucho más que eso. Los bosques que la rodean, a mi juicio, son los que le dan su encanto.

Angkor tiene 400 km2 de templos

Las enormes raíces comiéndose la piedra, entrando por puertas y ventanas, abriéndose paso en lo que fue la capital del Imperio Jemer. El pasto de color verde intenso brota por entre las imágenes de Shiva, Vishnú y Buda, donde hinduismo y budismo conviven en un solo lugar.

Felipe se acuerda de Tomb Raider; yo, en cambio, pienso en el programa La Tierra sin humanos del History Channel.

3 PM. Ya vamos de vuelta, agotados pero felices. Una heladería nos llama la atención, helado de yogurt de mango acompañado del mejor aire acondicionado de la ciudad. El premio perfecto.

Fueron 10 horas intensas pero las volvería a hacer una y otra vez. Gracias Jessi, sin duda fue el mejor consejo.

Datos útiles si te lanzas en bici

• El bloqueador solar es indispensable, si no la insolación será histórica.
• Lleva lentes de sol, gorro y un pañuelo o pareo (te servirá para protegerte del sol y taparte los hombros para ciertos templos).
• Afuera de cada templo venden agua, así que no es necesario que andes cargando botellas desde el comienzo. Además se calentarán a los minutos, por lo que es mejor recuperarte con agua bien helada cada cierto rato.