Amor de verano en Hornitos

Después de un fin de año bien traviajado, con mi amado y su familia nos fuimos de vacaciones a pasar el año nuevo a Hornitos. Fue sólo una corta y relajada semana, pero esos días fueron muy distintos a los veranos anteriores.

Desde Hornitos el nuevo integrante de la familia.

Desde Hornitos el nuevo integrante de la familia

Una vez instalados en Hornitos y sumergidos en nuestra deliciosa rutina de la no rutina -yoga, desayuno frente al mar, playa, subir a almorzar, playa/siesta, subir a prender la parrilla- casi sin darnos cuenta teníamos un nuevo integrante en la familia: un perro muy lindo que estaba medio cojo, y lleno de pulgas y garrapatas. El nuevo invitado de piedra comenzó a seguir nuestra rutina playera, nos seguía a todos lados y con el paso de los días terminó por conquistarnos a todos. Los niños hasta lo bautizaron y “Facuuu, sal de ahí”, “Facuuu, ven aquí” y “Faaacuu cuidado con los autos” comenzaron a ser frases frecuentes en nuestra vida cotidiano. Facu (de Facundo) ya entendía que ese era su nombre y nos sorprendió gratamente que fuera tan obediente, inteligente y bien portado.

El 1 de enero a las 9 AM yo figuraba en la terraza con una pinza en una mano y fósforos en la otra. Le saqué todas las garrapatas que encontré y él estaba entregado como un perro en un spa.

Un día en la playa, conversando con mi cuñada, le pregunté cara dura: “Si nosotros adoptamos al Facu, ¿ustedes se lo llevarían a Santiago?”. Mi marido y yo nos volvíamos una semana antes que todos en avión y, considerando que hay ciertas normas de la aerolínea que cumplir, no alcanzábamos a hacer el trámite de llevarlo al veterinario, desparasitarlo, etcétera.

“Obvio!”, me respondió mi cuñadita, y yo partí corriendo al agua a decirle a mi marido: “Adoptemos  al Facu? La chiquitita me acaba de decir que ellos feliz nos ayudan con el traslado… y si lo dejamos acá a la deriva va a morir atropellado o las garrapatas se lo van a comer vivo”. No fue necesario ponerle más dramatismo al asunto, porque mi compañero ya estaba enganchado al Facu. La decisión ya estaba tomada: en un par de semanas tendríamos un nuevo integrante en la familia.

El Facu en familia

El Facu en familia

Nosotros nos volvimos a Santiago y a distancia estuvimos pendientes de todos los trámites que debíamos hacer antes de embarcarlo. Pero un día por WhatsApp nos comunicaron que el Facu no había aparecido el día anterior. Tampoco apareció al día siguiente, ni al subsiguiente. Con mucha pena intentamos ver la desaparición del Facu como un “por algo será”… pensamos que quizás él percibió que lo sacarían de su entorno y por eso se había escapado.

Los cuñados, sobrinos y suegros se volvieron a Santiago, y las esperanzas de que apareciera a último minuto ya estaban perdidas.

Pasaron unos días y desde Hornitos nos llegó un WhatsApp de otros familiares diciendo que el Facu había aparecido. Nos ayudaron desde la perla nortina a contactar a un veterinario que fuera a Hornitos desde Antofagasta, nosotros enviamos en bus la jaula con las medidas que exige la aerolínea y de a poquito se fue concretando la adopción de Facundo. Yo estaba trabajando cuando recibí el mensaje que activó mis lagrimales: “Facu embarcado, en un rato estaré en el aeropuerto recogiéndolo”. Mi corazón bailaba samba de la emoción y, al llegar a casa, ahí estaba él, echadito en el jardín. Me acerqué y sentí que no me reconoció, así que fui a ponerme la colonia que usaba en Hornitos; me senté junto a él a revisarlo (como un mono que busca pulgas de aperitivo), pues esa era la acción que siempre hacía con él en la playa, y de un momento a otro me miró a los ojos como queriendo decirme “te conozco”.

El Facu en Hornitos

El Facu en Hornitos

Facu va a cumplir un mes con nosotros, pero olvidé mencionar un peludo detalle: Benito. Benito es nuestro gato y hace tres semanas que está jugando a las escondidas. No está enojado con nosotros, porque cada noche duerme a nuestro lado y nos ronronea, pero no está muy feliz con la idea de compartir las inmediaciones del palacio con otro ser de cuatro patas. “¿Siempre fui el rey y ahora debo compartir el trono con otro? ¡Aaah no!”, debe pensar el pobre. Pero bueno, nos imaginamos que es parte del proceso, así como un primogénito tiene que bancarse la llegada del segundo.

La llegada del Facu ha cambiado algunas cosas, pero estamos felices con él. Es un mamón de proporciones gigantescas, se nota lo falto de cariño que estaba.

Nada de esto hubiese sido posible sin la ayuda de nuestra familia y les estaremos agradecidos por siempre.

Después de todo, no fuimos nosotros quienes lo adoptamos… fue él quien nos eligió.

Lugar:

Chile

Intereses:

Playas

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