Amistad sin fronteras

 

Una de mis partes favoritas de viajar es conocer gente, tanto locales como otros viajeros que tienen la misma energía que uno, y qué mejor que generar nuevos lazos, relaciones que superan barreras idiomáticas y culturales, amistades que visitar en distintos rincones del mundo.

 

Viajé por un año y si hiciera una lista de todos quienes se cruzaron por mi camino, se aburrirían de leerla. Varios fueron tan solo una agradable conversación, con otros intercambié correos, redes sociales y teléfonos, y hay quienes se convirtieron en amigos de la vida.

Bello reencuentro

Como les conté hace algún tiempo, tuve la suerte de compartir con gente hermosa en la pequeña y desconocida isla indonesia de Karimunjawa (si aún no la conocen los invito a leer mi historia en este paraíso). Fue allí donde compartí con dos francesas, quienes con su simpatía, sencillez y amor por los viajes me hicieron sentir que las conocía de toda la vida. Junto a Clair y Marie Anne fuimos a liberar tortugas marinas, hicimos snorkel y buceo, desayunamos y cenamos entre risas e interesantes conversaciones. Pero llegó el momento de despedirnos. El viaje de ellas ya llegaba a su fin y debían regresar a casa; el de nosotros estaba recién comenzando, aún quedaban ocho meses por delante y varios países por conocer, entre ellos Francia. Ahí supe que nos volveríamos a ver.

Amistad

Con Marie Anne en Paris

Al llegar a Europa el primer mensaje que recibimos fue de Marie Anne preguntando cuándo estaríamos en París. No dudamos ni un segundo en coordinar la fecha, pues estábamos muy emocionados por volver a verla. ¡Qué lindo reencuentro! Y nada mejor que conocer lugares poco turísticos con una local. Nos llevó a un rico café donde todas sus habitaciones estaban decoradas como una casa, uno podía sentarse en el living, baño, dormitorio o cocina; después fuimos a un barrio que tenía viñas plantadas entre sus edificios, recorrimos un parque y terminamos disfrutando una rica comida en su casa. Alrededor de una raclette recordamos la bella isla de Karimunjawa y las miles de otras aventuras que pasamos en nuestra vuelta al mundo. Sé que estamos a miles de kilómetros de distancia, pero tengo claro que nos volveremos a ver. En Chile ya tiene un hogar donde llegar.

Chilenos por el mundo

Lo más probable es que se hayan encontrado con algún chileno en sus viajes; siempre hay uno por ahí, incluso en los lugares más recónditos del planeta. No entiendo muy bien por qué hay algunas personas que dicen “ay, qué lata encontrarse con un chileno”, pues yo no tengo ningún problema, al contrario, en mi viaje sólo conocí gente maravillosa a la cuál necesito volver a ver.

Una vez iba caminando por Koh Tao, Tailandia, cuando de repente escuché:

– ¿Chilena?

– ¡Sí! –contesté animadamente.

– Wenaaaaaa ¿Quieren una piscola?

– ¡Obvio!

Chilenos en Khao San Road, Bangkok, Tailandia

Despidiendo a Coke en pleno Khao San Road

Fue así como conocí al Coke, oriundo de Chimbarongo y actualmente viñamarino, una persona transparente, muy sencilla, extremadamente buena onda, de esas que uno dice “es más bueno que el pan”. Las piscolas cayeron como regalo del cielo, pero el mejor regalo está por venir, pues nos prometió un asado en Chimbarongo a nuestro regreso y ya estamos aquí, así que no te librarás de nosotros.

No podría escribir sobre la amistad viajera sin recordar a dos chilenas, la Bea y la Vale. La primera vez que nos vimos fue en Singapur, cuando nuestras mochilas Doite nos delataron. Nosotros veníamos llegando y ellas ya se iban, así que sólo alcanzamos a intercambiar algunos datos de la ciudad. Dos días después nos volvíamos a reunir en Kuala Lumpur, donde las carcajadas y la música latina marcaron la noche. Era el comienzo de varios reencuentros. Más tarde vendrían las piscolas en Chiang Mai –regalo de mi suegro que nos fue a ver–, que terminaron convertidas en las clásicas mamaderas chilenas para recorrer las calles tailandesas; un hermoso paseo en moto por la montañosa Pai y una emotiva despedida en Bangkok. Me tomo la libertad para usar unas líneas y enviar un mensaje personal: Vale gracias por tu espíritu viajero que se unió al mío, por tus consejos y amistad, te quiero mucho.

Chilenos en Pai, Tailandia

Junto a Vale y Bea en Pai

Cuando uno menos se lo imagina, en el lugar menos pensado puede cruzar caminos con alguien que marcará el tuyo para siempre. Una sonrisa que alegrará tu día, un gran consejo que te servirá en el viaje, compartir una comida, unos tragos, unas experiencias y la vida. Eliminar los prejuicios y jamás quedarse con las primeras impresiones. Hoy sigo con mis ansias de conocer el mundo, visitar a mis amigos repartidos en él y, por supuesto, hacer nuevos lazos con otros adictos a viajar.

Chilenos en Pai, Tailandia

Con la Vale y la Bea

Lugar:

Francia

Intereses:

#ViajerosFaro Gente

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