7 recuerdos típicos de nuestras vacaciones de infancia
Porque las vacaciones de hoy ya no son lo mismo sin todos los ingredientes que tenían esos perfectos veraneos familiares.
Cuando éramos niños esperábamos con ansias esos tres meses de vacaciones que teníamos en verano. Reencontrarnos con los amigos, poder dormirnos tarde y pasar horas y horas metidos en el agua era un privilegio que sólo teníamos una vez al año, y había que aprovecharlo al máximo.
Con el verano ya instalado, queremos recordar todos esos detalles que hicieron de nuestras vacaciones familiares de la infancia un tiempo perfecto, por el cual daríamos lo que fuera para recuperarlo.
El cassette que daba vueltas y vueltas en los viajes en auto
Fue como el soundtrack de las vacaciones del ‘94. Y del ‘95, ‘96 y ‘97. Todos los años el mismo cassette se repetía una y otra vez, haciéndonos rejurar que al viaje siguiente llevaríamos música nueva. Hasta que, una vez más, llegaba el verano y ahí estaba el mismo cassette dando vueltas.
Parar en medio de la carretera a hacer pipí
Hay que agradecerle al cosmos que no haya existido el chaleco reflectante en esa época. Cuando éramos chicos y nos daban ganas de hacer pipí en medio de la carretera, el mecanismo era el siguiente: se abrían las dos puertas del lado derecho y listo, tenías una pared perfecta para que nadie te mirara.
Los amigos y el amor de verano
Cada año llegábamos nerviosos a nuestras vacaciones, porque sabíamos que nos encontraríamos con ese eterno amor de verano y la historia se repetiría una vez más. También estarían los amigos de todos los años, que sólo veíamos en vacaciones y a los que, lamentablemente, cuando crecimos les perdimos la pista.
Nuestra pintura de guerra para ir a la playa
No había playa sin Rayfilter, el favorito de todas las mamás. Como si se hubieran puesto de acuerdo, todos los niños andábamos con una rayita morada pintada bajo los ojos para no quemarnos con el sol. No estabas a la moda si no te colgabas la barrita de bloqueador en el cuello.
Las tardes y noches jugando carioca y Monopoly
Durante las vacaciones se desempolvaban los juegos de mesa, volviéndose el centro de atención cuando se ponía el sol o durante los días de lluvia. No había tablets ni Netflix, así que comenzaban los partidos de carioca y nos hacíamos millonarios jugando Metropoli.
Sacarse el traje de baño en la playa
El enfriamiento era el mayor enemigo de las vacaciones, y las mamás lo combatían de una manera muy simple: cambiándonos el traje de baño mojado por uno seco así, a vista y paciencia de todo el mundo. Si tenían un poco de compasión con nuestros cuerpos pudorosos, utilizaban una toalla para envolvernos.
Viajar con todas tus cosas
Cuando nos íbamos de vacaciones queríamos llevar todas nuestras cosas: el juguete regalón, todos los regalos de Navidad, el traje de baño nuevo y cualquier cosa que sirviera para lucirnos frente a nuestros amigos. Poner todo en la maleta del auto era un desafío sólo para expertos en Tetris, pero de alguna manera finalmente todo cabía.