Subirse a un avión es la mejor opción para olvidar las penas de amor, renovar energías y deshacerse de la rutina. Por eso, si estás pasando por alguna de estas situaciones, la solución está en tomar tus cosas y partir.

Viajar nos cambia la perspectiva de las cosas. Nos hace ver aburrido lo que antes nos parecía normal. Nos ayuda a crecer y a superar el miedo a estar solos, nos enseña a vivir con menos y a esforzarnos más por conseguir lo que queremos. Sin embargo, y aunque puede ser una de las mejores cosas que hagamos en nuestra vida, tomar la decisión de partir no es fácil.

Pero hay ciertos momentos en los que irse a recorrer otro país, sea por el tiempo que sea, es la mejor solución para nuestro problema. Es muy probable que después no quieras volver o que al regresar termines convertido en un adicto a los viajes.

Si estás pasando por una de estas situaciones, ¡ya sabes qué hacer!

Terminar una relación

Ponerle punto final a las relaciones de pareja no es fácil e, inevitablemente, siempre acabaremos con el corazón roto. Pero, tal y como lo hizo Elizabeth Gilbert en Eat, Pray, Love, en esa situación los viajes sirven para hacer una introspección, conocerse más y comprender qué es lo que queremos para nuestro futuro. Probablemente, al final de esta experiencia entenderás que haber terminado esa relación fue una enorme oportunidad para ti.

Nada sana mejor un corazón roto que un viaje

Ser despedido del trabajo

No hay que pensar en el dinero que dejaremos de ganar por quedar cesantes, sino en todos los recursos que tenemos a mano para poder viajar. Si no tienes responsabilidades que te aten al lugar donde vives, deshazte de todo lo que tienes y cámbialo por un pasaje que te lleve a recorrer el mundo. Serían algo así como las vacaciones más largas de tu vida, en el momento preciso.

Cuando necesitas crecer

Si hay algo que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida es viajar solos. Y, aunque al principio parecerá una idea difícil y desafiante, en el camino te darás cuenta de que no hay nada como abrirse al mundo para crecer. Te conocerás como nunca, aprenderás a valorar cada cosa que tienes y volverás convertido en una persona completamente diferente a la que se fue. Sólo hay que atreverse y lanzarse a la aventura.

¡Es imposible que regreses siendo la misma persona!

Cuando ya no puedes con la rutina

Cuando comienzas a sentir que los días se repiten una y otra vez, es porque te consumió la rutina. Entonces tienes dos opciones: tomarte vacaciones o renunciar, tomar tu mochila y partir. Pero sí, sea como sea, la solución es viajar. Si es que vuelves, lo harás con la cabeza renovada y con el cuerpo lleno de energía positiva. ¡Abrirás tu mente para que la rutina no vuelva a ser tema en tu vida!

Cuando tienes crisis vocacional

Viajar es una de las mejores herramientas para conocer el mundo tal cual es y fomentar nuestra creatividad. Viajando podremos darnos cuenta de lo que realmente nos gusta hacer y de lo que queremos para nuestras vidas. Si sufres una crisis vocacional, rompe el chanchito y ándate a recorrer algún lugar bien lejano en el que tengas que poner a prueba todos tus sentidos y habilidades.

Cuando ves el mundo, todas las respuestas llegan a ti