32 primaveras en Tailandia

 

Hace unos días cumplí 35 vueltas al sol y caí en la cuenta de que era mi cuarto cumpleaños consecutivo que pasaba viajando. Y recordé con especial cariño ese primer cumple lejos de Chile y de mi gente, aunque con la persona más especial de todas: mi marido.

 

Nang Yuang, Tailandia

Nang Yuang

Mi cumpleaños es el 9 de diciembre y los días previos a cumplir 32 primaveras fueron así:

El primero de diciembre de 2012, con mi amado estábamos dándonos el sí frente a nuestras familias y amigos… nos bajó la locura y nos casamos. Días después, el 4 de diciembre, para ser precisa, estábamos arriba de un avión que nos llevaría al primer destino de los 16 países que recorreríamos en dos años.

Por un tema de huso horario, el 5 de diciembre no existió y el 6 en la noche estábamos aterrizando en la loca capital de Tailandia. El 7 y el 8 paseamos por Bangkok con un jet lag nivel Dios, y el 8 en la noche nos subimos a un bus que nos llevaría a Chumphon, donde nos embarcaríamos al amanecer rumbo a Koh Tao. Y el camino de la gran ciudad a la pequeña islita del golfo tai es digno de recordar.

Nos pasaron a buscar a la recepción de nuestro hostal que quedaba en plena Kao San Road, y nos llevaron a

Koh Tao, Tailandia

Koh Tao

esquina donde paraban los buses, que de a poco se iban llenando de mochileros de todas partes del mundo.

Los buses partieron como a las 10 de la noche y pararon a la 1 AM en medio de la nada en un lugar para comer (más freak imposible). La única opción era una sopa picante de noodles con unas algas raras que, de haber juzgado por la apariencia, no las habría probado; pero estaba súper rica y sólo nos costó $300 pesos chilenos.

Continuamos nuestro camino y, tipo 4 AM nos detuvimos en la mitad de una carretera que ni aparecía en el mapa, donde nos dejaron a todos literalmente tirados. Nadie entendía nada y no quedaba otra que confiar en el chofer que decía que esperáramos ahí, que nos pasarían a buscar para llevarnos al muelle de Chumphon a embarcar.

Bus a Chumphon

Después de que me cantaran el Happy Birthday en el bus

Pasaron 10, 20, 30 minutos y nada. Y ahí figurábamos nosotros, lavándonos los dientes en la orilla del camino, cuando de pronto llegó una especie de camioncito que nos llevaría a una veintena de confundidos extranjeros en un espacio para doce personas.

Una vez acomodados, mi marido colgando desde el parachoques le dice en inglés al resto que su lovely wife estaba de cumpleaños, y entonaron todos el Happy Birthday para mí.

Llegamos al muelle a esperar el ferry que nos llevaría a Koh Tao, mientras contemplábamos el amanecer. Íbamos navegando cuando apareció frente a mis retinas la costa más hermosa y paradisíaca que había visto en mi vida. Se me escaparon unos lagrimones frente a ese paisaje que tanto soñaba ver, respirar y bucear.

Y justamente ese fue mi gran regalo de cumpleaños: un curso de buceo que nos tomaría casi una semana y nos llevaría a las profundidades llenas de vida y color de la famosa isla de Koh Tao.

Pero aún quedaba la tarde y la noche por delante, y lo celebramos bañándonos en la playa, subiendo a un mirador y finalizando el día con un masaje tai frente a un sunset on fire que fue sólo el aperitivo de unos mojitos en una terraza hippie donde todos jugaban al limbo con fuego.

Un sueño cumplido que jamás olvidaré.

Atardecer en Koh Tao, Tailandia

Atardecer en Koh Tao el día de mi cumpleaños

Lugar:

Tailandia

Intereses:

Low Cost

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