Parece raro que paisajes así pertenezcan al mismo país que Nueva York, Texas o Los Ángeles. Y precisamente esa es la gracia de este frío estado: sus aires inexplorados, impredecibles y salvajes.

Hace falta atravesar casi todo Norteamérica para llegar a este inexplorado paraíso estadounidense, que ocupa la mayor parte de la costa pacífica de Canadá. Con 1,5 millones de km², Alaska sorprende de maneras diferentes en cada época del año, por lo que se hace necesaria más de una visita en la vida.

Bosques y montañas nevadas, auroras boreales, noches que nunca acaban y más de cien mil glaciares en invierno; valles verdes, ballenas migrando, sol de medianoche e innumerables lagos que cobran vida en verano. Así es el panorama en este recóndito rincón de Estados Unidos, cuyas imágenes hablan por sí solas.

Talkeetna

Seward

Parque Estatal Chugach

Oso grizzly

Refugio en el invierno de Alaska

Kenai

Juneau

Parque Nacional y Reserva de la Bahía de los Glaciares

Denali

Ballena jorobada en Kenai

Aurora boreal

Monte Aniakchak