Río de Janeiro en 48 horas
Los viajes flash se están transformando en nuestra especialidad y esta guía rápida para conocer el reino carioca te lo demuestra. ¡Nosotros la probamos y la aprobamos!
Puede sonar imposible, pero créenos si te decimos que en sólo dos días podrás relajarte en la playa, comer una feijoada, tener las mejores vistas de la ciudad, bailar algo de samba, probar el agua de coco y disfrutar de una caipirinha sin correr de un lugar a otro.
Y, aunque sabemos que algunos lugares tendrán que esperar para una próxima visita, con esta guía rápida podrás conocer lo mejor de Río de Janeiro en 48 horas. ¡Nosotros lo hicimos y lo logramos!
Día 1
Si quieres disfrutar de las mejores vistas de Río de Janeiro, lo mejor es que llegues muy temprano –realmente temprano, a eso de las 8AM– hasta el Monumento Natural Dos Morros do Pão de Açucar; así evitarás las largas filas para comprar el ticket para el funicular que te llevará hasta el Morro da Urca y para el teleférico que desde allí conduce al Pão de Açúcar. Una vez en él verás la ciudad ¡a casi 400 metros de altura!
Más tarde, toma un taxi hacia Copacabana, para disfrutar de la playa y, cómo no, probar la refrescante agua de coco. Si te alcanza la hora de almuerzo, las calles aledañas a la Avenida Atlântica están llenas de buenos restaurantes para probar la feijoada o los clásicos platos de comida por kilo.
Después de almuerzo, dirígete hacia el barrio de Lapa, donde podrás visitar la Catedral Metropolitana, el Aqueduto da Carioca y la famosa Escadaria de Selarón. Además, si vas a Río en época de carnaval, aprovecha de visitar gratis el Sambódromo da Marques de Sapucaí durante los ensayos.
Junto a Lapa te toparás el barrio artístico y bohemio de Santa Teresa, uno de los más animados de la noche carioca. Los mejores bares son los de la Rua Paschoal Carlos Magno y en verano es clásico que la fiesta salga a la calle. ¡No pierdas esta oportunidad para tomar una auténtica caipirinha!
Día 2
Religión aparte, nadie debería dejar de lado una visita al Cristo Redentor durante su paso por Río de Janeiro. Y, al igual que el Pão de Açucar, lo mejor es subir a primera hora del día para evitar las aglomeraciones. Una vez arriba del cerro Corcovado no sólo verás esta estatua de 30 metros –que, además, es una maravilla del mundo–, sino también una espectacular panorámica de la ciudad.
Aprovecha que estarás dentro del Parque Nacional da Tijuca para recorrer la zona conocida como Bosque da Tijuca. Los senderos son muy fáciles de recorrer y en el camino verás increíble vegetación, fauna tropical y cascadas entre las montañas.
A la hora de almuerzo, dirígete a Leblon, un entretenido barrio en el que te toparás con restaurantes a cada paso que des, sobre todo en la Avenida Ataulfo de Paiva. Luego de eso, una de las playas más exclusivas de la ciudad te espera para que te relajes y disfrutes de uno de los más lindos atardeceres de Brasil.
Por la noche, te sugerimos ir a comer o a tomar algo a alguno de los restaurantes que bordean la Lagoa Rodrigo de Freitas. Los más entretenidos están en la zona del Estádio de Remo da Lagoa, donde disfrutarás de una tranquila última noche en Río de Janeiro.