La guía multifacética de Sydney: ciudad de lujos, buena vida y poca vergüenza (parte 1)
Presentada como la urbe más grande y antigua de Australia, Sydney destaca por ser una metrópoli relajada y multicultural, donde se hablan variados idiomas y se recibe a turistas de todo el mundo. En definitiva es una ciudad cosmopolita con diferentes escenarios y rodeada de cultura, que además goza con diversas atracciones, museos y festivales durante todo el año.
Entre lo habitual y lo desconocido
Los barrios que se encuentran en cada suburbio son muy diferentes unos de otros, con sellos que los caracterizan y llenan de personas de los más diversos estilos. Sus ciudadanos viven en un ritual diario en el que cada inmigrante le aporta diversidad y algo nuevo. Los eventos cambian del día a la noche al igual que la luminosidad, por lo que vale la pena recorrer sus barrios con luz diurna y también caminarlos bajo el brillo resplandeciente de las luces del puerto. Por eso, no importa el rincón donde estés; siempre encontrarás historias de incomparables matices.
Newtown resalta por la onda bohemia, la cultura musical y las tiendas alternativas; King Cross de noche se transforma en una especie de sórdido barrio rojo, pero de día es tranquilo y se ve sofisticado por su arquitectura; Surry Hills y Paddington se destacan por las tiendas fancy y la vida de barrio; entre Martin Place y Town Hall se vive “la city”, porque está el centro del Distrito Financiero –que es como el centro cívico– y a toda hora hay movimiento bajo la sombra de unos imponentes edificios antiguos pero restaurados; en Glebe se vive la juventud, los markets, las cervezas y la vida universitaria; Double Bay es como en un pequeño Beverly Hills pero con playa… y así con cada suburbio de la ciudad.
La zona más turística se enfoca alrededor de la estación de tren en Circular Quay. Desde allí se puede tomar algún ferry hacia distintos destinos alrededor del puerto o hacia alguna de las islas. La otra opción es partir caminando desde este punto para llegar al centro de la ciudad. Eso sí, antes se debe hacer un pequeño desvío hacia el notable edificio del Opera House, para conocer desde cerca su particular arquitectura, la que hace referencia visual a las ondulantes velas blancas de un yate en alta mar. Y no olvidar el famoso Royal Botanic Garden, que está solamente a algunos pasos.
También está la alternativa de realizar una ruta histórica para visitar gratuitamente varios monumentos, partiendo por el Museo de Arte Contemporáneo y continuando por la zona de The Rocks. En ese lugar es un deber hacer una parada por un plato de fish and chips acompañado de alguna cerveza, cidra o ginger beer (al más estilo aussie), siempre con el fin de llegar con energías hasta el Sydney Harbour Bridge. Está la posibilidad de cruzar el puente a pie o de seguir hacia Darling Harbour, si es que quieres terminar de conocer el mismo puerto y encontrar variados restoranes con distintos tipos de comida de mar.
El encanto de sus residentes, el respeto por las reglas, la seguridad, el compromiso cívico, la buena situación ambiental y los excelentes servicios de bienestar público han llevado a esta ciudad a estar en la mira dentro de las urbes con mejor calidad de vida del mundo, posicionando al país en el nº 4 dentro del ranking –según el Índice de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)–.
Si bien Sydney es un lugar costoso para vivir en comparación con el resto de Oceanía, se compensa con los buenos sueldos y el respeto por sus trabajadores. Allí no importa si se labura en construcción o siendo mesero de algún restorán; el salario se paga por hora y es asombrosamente bueno (incluso sube cuando se hacen horas extras). Y una persona que trabaja en tiempo completo entra a las 9 AM y sale a las 5 PM, lo que permite recrearse o estar con la familia después del trabajo.
El transporte público corre como reloj, funciona con una tarjeta que llaman Opal y se rige según horarios exactos que puedes encontrar anotados en cada paradero o buscarlos a través de una aplicación gratis para el celular. Después del octavo viaje realizado puedes movilizarte gratis el resto de la semana, así que aunque el precio de cada pasaje es elevado, el servicio lo vale porque hay acceso ilimitado para tomar ferries, trenes, monocarriles y buses. Y si eres ciclista también hay un excelente recorrido de ciclovías en toda la ciudad.