Sólo supimos que era el más peligroso una vez que hicimos snorkel en él. De haberlo sabido antes, quizá no lo hubiéramos hecho. Sin embargo fue una muy bonita experiencia y hoy quiero contársela. Por Andrea Barraza.

Partimos de El Cairo a las 8 AM desde una seudo estación de buses. El bus decía ser “super salón VIP”, pero de VIP no tenía absolutamente nada; estaba mal tenido, sucio y viejo, ¡pero era barato! Originalmente nos habían dicho que el viaje hasta Dahab, en la península del Sinaí, duraba cuatro horas, lo cual me consoló al subirme al bus.

Mi marido y yo íbamos un poco asustados por todos los acontecimientos terroristas que habían ocurrido en Egipto, pero nos dijeron que el lugar a donde íbamos era bastante seguro, así que yo sólo rogaba por llegar pronto sanos y salvos.

A medida que viajábamos el paisaje se fue haciendo más desértico y la carretera parecía ser interminable. Nuestra primera parada fue en un control militar donde hicieron descender a todos los hombres con sus identificaciones; nosotros éramos los únicos extranjeros, así que nos hicieron sacar el equipaje para revisarlo y luego hacerlo mismo con el bus. La parada siguiente fue otro control militar, al que luego se le sumaron ¡nueve más!

Una de las «modernas» bombas de bencina

A todas ellas el chofer les sumó incontables pausas en pequeños pueblos, donde se bajaba y se sentaba tranquilamente a tomar un té y conversar durante 20 minutos (¿WTF?). Así las cosas, el viaje de cuatro horas terminó durando diez.

Finalmente logramos llegar a nuestro destino. Al bajarnos del bus varios taxistas nos acosaron ofreciéndonos precios ridículamente caros para lo baratos que suelen ser los taxis en Egipto. Tras negociar para que nos rebajara el viaje al hotel de 60 a  40 libras, nos subimos a una camioneta doble cabina completamente destartalada, sin vidrios ni amortiguadores; sólo al llegar al resort supimos que estábamos a dos cuadras de la estación y que el chofer se dio muchas vueltas para justificar el precio.

El Hilton Dahab Resort es muy lindo y tiene una playa maravillosa que recuerda al Caribe. Había muy pocos turistas extranjeros y muchos locales, pero los precios estaban muy baratos a raíz del casi nulo turismo que había en Egipto. Una semana con desayuno y cena nos salió US$ 250, ¡algo así como $23.000 diarios por los dos!

Las clásicas postales de Egipto

Los cadáveres del blue hole

Nuestro primer tour fue justamente al blue hole Dahab, que queda como a una hora y media del hotel. Nos pasaron a buscar en una todo terreno muy destartalada, lo que, al parecer, es común por estos lados, pero termina teniendo su encanto. En todo caso, la gente es muy cálida y hospitalaria.

Al llegamos nos encontramos con un panorama paradisíaco, pues en la orilla del blue hole hay un arrecife de coral que le entrega un tono totalmente turquesa. El peligro está en que comienzas a caminar y de pronto, sin darte cuenta, cambia la profundidad y puedes caer en picada dentro del agujero.

Nosotros sólo hicimos snorkel, más que nada por temor, pero pudimos ver lindos peces de todos colores. Después de nadar nos fuimos a una de las muchas “tiendas”, donde puedes tenderte y reposar con algún bebestible o comer entre grandes cojines en el suelo por muy pocas libras.

Uno no se da cuenta de cuándo el mar cambia de profundidad

El dueño de la tienda nos contó que este es el blue hole más peligroso del mundo, pues los buzos deben descender, cruzar un arco submarino invertido y luego salir a la superficie. El problema es la oscuridad que hay al interior, lo que provoca que muchos se desorienten y no encuentren la salida, por lo que se estima que hay al menos cien buzos al fondo del agujero.

Hay que saber que nadie se hace responsable ante muertes de este tipo. Las empresas de turismo arriendan los equipos y ponen a disposición un guía, quien no hace nada frente a los accidentes.

Regresamos al atardecer, cansados pero planeando nuestra siguiente visita: el Monasterio de Santa Catalina, ubicado a los pies del monte Sinaí, en la profundidad de la montaña. ¡Pero esa es otra historia!

Llegando al blue hole