6 razones para pasar tus vacaciones en Belize
Una barrera de arrecifes de 960 km2, decenas de ciudadelas mayas y cayos de arenas blancas y agua turquesa. ¿Qué más se podría pedir de uno de los países más asombrosos de Centroamérica?
Hay lugares que se deben visitar en un momento específico. Y para Belize ese momento es ahora. Primero, porque, a pesar de estar en plena península de Yucatán, ha logrado mantenerse alejado del turismo masivo; y, segundo, porque logró dejar atrás un pasado de inseguridad del que pocas señales quedan.
Hoy Belize tiene grandes motivos para llamar nuestra atención, desde increíbles fenómenos naturales hasta una herencia maya que aún tiene mucho por entregar.
En Faro te invitamos a conocer las 6 razones para pasar tus vacaciones en Belize.
1. Nadar en el segundo arrecife más grande del mundo
En realidad no es uno, sino todo un sistema que, en conjunto, compone la segunda barrera de arrecifes más grande del mundo después de la australiana. Es tal su tamaño que, con 960 km2, es accesible desde la gran mayoría de los cayos: Caulker, Ambergris, Chapel, Blackbird, Maho, Norte y muchos otros.
Alucinarás nadando por este Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, sobre todo al encontrarte con miles de peces de colores, tortugas, tiburones y, cómo no, corales por doquier.
2. Bucear en un extraño agujero azul
Imagina un enorme hoyo de un azul intenso inmerso en medio de un arrecife turquesa y rodeado por un atolón. Eso es el Great Blue Hole, un increíble espectáculo de la naturaleza de 305 metros de ancho y 123 metros de profundidad.
No, el Great Blue Hole no te va a tragar. Simplemente es así porque al fondo guarda un sistema de cuevas calizas entre las que puedes bucear admirando peces, corales e, incluso, tiburones.
3. Caminar bajo tierra entre esqueletos mayas
No exageramos. Cuando paseas por la cueva Actun Tunichil Muknal (ATM) realmente te encuentras con restos humanos que quedaron ahí hace cientos de años a raíz de los rituales de muerte realizados por los mayas.
Esta cueva no es apta para claustrofóbicos, pero la mayor parte del tiempo estás en zonas amplias en las que te sientes Indiana Jones con el agua hasta la cintura. Una experiencia digna de contársela a los nietos.
4. Descubrir ruinas arqueológicas escondidas en la selva
Aunque no lo creas, Belize tiene tantos o más vestigios arqueológicos que México y Guatemala. Se estima que hay 15 que se pueden visitar, aunque la mayoría ha sido descubierta durante la segunda mitad del siglo XX, por lo que gran parte está aún inmersa en la selva a la espera de ser “limpiadas” de la vegetación.
Caminando por las reservas arqueológicas de Caracoles, Lamanai, Cuello o Cahal Pech, no sólo verás edificaciones construidas hace miles de años, sino también monos saltando entre los árboles, tucanes y otras aves asombrosas. Pero sin duda lo que más admirarás será sentir el silencio y la paz en un lugar que aún se mantiene alejado de las hordas de turistas.
5. Tratar de decidir cuál es el cayo más lindo de todos
En medio de la gran barrera de arrecife belizeña sobresalen numerosos cayos rodeados de agua turquesa. Si lo que quieres es quedarte en uno de ellos, deberías pensar en Ambergris o Caulker, pues cuentan con opciones de alojamiento, restaurantes y todo lo que necesitarás para tu estadía.
Sin embargo, si lo que quieres es escapar de todas las personas, será mejor que navegues entre medio de los cayos y decidas en cuál pasar el día. Algunos no alcanzan a medir un kilómetro de largo y son increíbles para iniciar una travesía de buceo o snorkel en medio de los arrecifes.
6. Pensar en iniciar una nueva vida en una isla sin apuros
Probablemente Caye Caulker y Ambergris sean los cayos más famosos de Belize y, por ende, los que atraigan a más viajeros. Sin embargo, siguen siendo los más onderos y entretenidos de todos.
No se puede dejar Belize sin haber pasado unos días de relajo en cualquiera de estas dos islas. Sentarte en un local, escuchar las suaves notas del reggae y tomarte una cerveza helada después de un día metido en el agua, te hará inventar maneras para no irte nunca más de ahí.