Navidad en Nueva York

 

Quería comprobar si esa ciudad nevada, iluminada y mágica que nos mostraron tantas veces cuando niños en las películas, realmente era así en Navidad. Y no sólo lo comprobé, sino que viví al máximo el espíritu navideño al estilo neoyorquino. Aquí, mis recomendaciones. 

 

Vitrina de la Quinta Avenida de Nueva York

Vitrina en la Quinta Avenida

Martes, 8 AM en Nueva York. El ruido de las ambulancias ya era música para mis oídos, aunque me obligaba a levantarme para salir a descubrir la gran ciudad. Apenas puse un pie fuera del hotel se me congeló hasta el pelo. Y no exagero, es literalmente como entrar a un freezer. La temperatura bordeaba los dos grados y el viento hacía que la sensación térmica sea aún menor.

Extrañamente muchos neoyorquinos caminan por las calles poco abrigados e incluso con hawaianas. Para los turistas, en cambio, la parca hasta los talones, las botas de guerra, el gorro y los guantes de lana son clave.

De todas maneras, pareciera que el frío no es impedimento. Miles de personas caminan achoclonadas por la Quinta Avenida manteniendo más viva que nunca el alma de la ciudad. Sin duda, estar en la calle es un panorama en sí mismo.

Las vitrinas de la Quinta:
Es un hecho que las vitrinas de Midtown son la bomba de la temporada. Cada año las grandes marcas de Nueva York compiten para atraer clientes a través éstas. Y, pese a que se trata de una estrategia comercial, se transforman en un espectáculo visual fuera de serie. Estoy hablando de  verdaderas escenografías que hipnotizan contando historias a través de personajes ficticios, algunas incluso musicalizadas o con voces que narran cuentos. Los niños son los más felices y podrían quedarse mirándolas por horas.

Patinaje en hielo en el Central Park

Pista de patinaje en el Central Park

Patinaje en Rockefeller:
¿Quién no ha visto alguna vez la típica escena de patinaje en hielo en Nueva York? Bueno, esa escena es real y la pista más famosa es The Rink, instalada hace 80 años en el Rockefeller Center. Cientos de turistas llegan hasta este complejo comercial para ser parte o sólo admirar el espectáculo. No faltan los románticos que lo consideran el lugar perfecto para pedir matrimonio.

Central Park:
Es uno de mis lugares favoritos en Nueva York, porque es como un oasis en medio del ruido de la Gran Manzana. No hay estación que le quede mal, pero, para mi gusto, en invierno es realmente un sueño. Aquí podemos encontrar otra de las pistas de patinaje en hielo más famosas y demandadas. ¿Qué puede ser mejor que practicar este deporte en medio de la naturaleza y rodeado de las luces de la ciudad?

A pocos metros del Central Park, hacia la esquina suroeste, se encontraba hasta hace algún tiempo Fao Schwarz, la emblemática juguetería de Nueva York que fue fundada en 1862 por un inmigrante alemán. Era famosa por su innumerable variedad de peluches que iban desde el centímetro y medio a los tres metros, y que hasta el día de su cierre era un punto de atracción turística, sobre todo en Navidad.

Francisca Jorquera en el Central Park de Nueva York

Central Park

La magia de Broadway:
No se puede ir a Nueva York sin pasar por Broadway. La avenida, ubicada en el distrito teatral concentrado alrededor de Times Square, ofrece una gran cantidad de producciones musicales espectaculares durante todo el año. Pero un clásico de Navidad es The Rockettes, una reconocida compañía de baile sincronizado que actúa en el teatro Radio City. El show es increíble, no por nada es uno de los más vistos en Estados Unidos. Testigo de esto es su trayectoria: se presentan hace 77 años en el mismo lugar y tal es su furor, que dan cinco funciones diarias de lunes a viernes.

Espíritu 24/7:
Cae la noche, pero el espíritu se enciende aún más, al igual que las luces de la ciudad. Desde lejos se puede ver el emblemático árbol de Navidad que ilumina la plaza de Rockefeller Center. En varios edificios de la Quinta Avenida se proyectan shows de luces que dejan con la boca abierta a los turistas. Grupos de coristas salen a la calle y entonan villancicos desde las escaleras de las iglesias. Las tiendas permanecen abiertas hasta altas horas de la madrugada y una gran masa de gente continúa cubriendo las calles de Manhattan.

No cabe duda de que esta ciudad brilla con luz propia en todas las estaciones del año. Pero, para mi gusto, la Navidad en Nueva York es lejos la época más pintoresca de su calendario. Quizás porque nos invita a encontrarnos con nuestras almas de niños.

Patinaje en hielo en el Central Park

Pista de patinaje en el Central Park

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