Buscando el significado de “pura vida” en Costa Rica
Con el corazón roto, sin trabajo y el alma insatisfecha de la vida, compré un pasaje para descubrir el secreto que mantiene felices a los ticos.
Cuando todo en mi rutina se vino cuesta abajo, un cambio radical parecía ser la única respuesta a mi mala racha. Y si bien en mi situación sin empleo -y una cuenta bancaria casi vacía- muchos preferirían guardar su dinero, yo decidí tomar mis ahorros y salir en búsqueda de la felicidad a Costa Rica.
Necesitaba sanar, recargar energías y contagiarme de gente alegre. ¿A quién no le gustaría estar en un lugar donde todos te saludan con una frase tan optimista como “pura vida”? Yo creo que la mayoría coincidiría en que no existe una mejor manera para empezar bien el día.
El primer encuentro con la felicidad
Apenas me bajé del aeropuerto me llamó la atención que, en lugar de decirme “hola”, la gente me saludara con la particular frase que venía haciendo ruido hace meses en mi cabeza. Ya sabía que era algo bastante común de los ticos, pero jamás imaginé que me la iba a topar tan seguido. Hasta ese minuto tampoco llegaba a dimensionar todo lo que esas dos simples palabras unidas significaban y cómo iban a cambiar mi mundo.
Para tener un mayor acercamiento a este estilo de vida, les pregunté a mis amigos argentinos del hostal de Santa Teresa qué opinaban y recibí un sinfín de posibles definiciones: “es vivir el día a día”, “es dejar los planes de lado”, “es disfrutar”, “es relajarse” y “es vivir a flor de piel”.
Sin embargo, la idea puede ser bastante confusa de interpretar si no se experimenta con el alma. Pero no hay de qué preocuparse, ya que una vez allí es muy fácil internalizar el concepto al ver el hermoso país que lo posee todo: playas alucinantes, exuberantes paisajes verdes, muchos animales extraños, gente caminando feliz y grandes cantidades de comida deliciosa.
Integrando la expresión
Entender esta filosofía me ha ayudado a apreciar aún más la vida y exprimirla hasta la última gota. Allí me despertaba a las 7.30 de la mañana, tomaba un gran desayuno y me dedicaba a explorar los rincones de este mágico lugar del mundo. Disfrutaba con amigos nuevos que tenían distintas visiones del mundo y me ayudaban a seguir expandiendo mi mente que se había oxidado durante los últimos meses.
Hace exactamente dos semanas atrás me estaba acostando a las 4 de la mañana y despertando a las 3 de la tarde sin deseos de hacer nada. Llevaba una rutina que recientemente se caracterizaba por estar cargada de negatividad y pensamientos autodestructivos. Afortunadamente la pura vida llegó para poner esa horrible versión de mí en el basurero y recordarme que la vida es muy corta como para no vivirla al máximo.