¡El paraíso viajero existe!
Cuando comentes que irás a Tailandia, todos te recomendarán una playa distinta, y te dirán que es la mejor. La verdad es que todas son hermosas y, dependiendo de lo que estés buscando, sí o sí encontrarás tu paraíso viajero.
Tuve la suerte de ir a Tailandia por trabajo. Una vez allá, pensé que si ya había cruzado el mundo durante 36 horas, con una escala eterna de por medio, no podía dejar de disfrutar algunos días de descanso. Así que aproveché y me fui a recorrer las playas más lindas del país.
Me esperaban paisajes únicos en el mundo: aguas cristalinas y templadas, arena blanca, una extensa vegetación e inigualables montañas rocosas sobresaliendo del mar. Las fotos que había visto hasta ese momento no lograban capturar completamente la belleza que se funde en el horizonte hasta dejarte sin aliento.
Y está claro que, con este panorama, la costa tailandesa se ha convertido en el entorno perfecto para relajarse y meditar. Por eso, al atardecer verás varias personas meditando o practicando yoga frente a una plácida puesta de sol. Incluso hay alojamientos que ofrecen paquetes especiales que incluyen clases de yoga.
Algunos consejos
Aunque en las playas de Tailandia hay hostales y hoteles para todos los bolsillos, no tengas miedo de cotizar en un lindo resort, porque los precios te pueden sorprender. Yo me alojé en las pequeñas cabañas de un resort, con aire acondicionado (muy necesario), piscina y desayuno. Todo por 60 dólares. De todas formas, puedes encontrar cuartos desde los 6 dólares.
La comida típica tailandesa se basa en arroz y fideos, que en esta zona se combinan con camarones. No dejes de preguntar qué tan picante es la comida y, si te dicen que sólo un poco, ten cuidado, porque sus parámetros son muy intensos. ¡Sentirás que te sale fuego por la boca!
Si los sabores tailandeses no son lo tuyo, en la mayoría de los restaurantes tienen alternativas italianas con pastas y pizzas. Un plato sale aproximadamente 5 dólares en un restaurante frente al mar (con la vista se paga por sí sólo).
Si te gustan las actividades deportivas, tienes varias para elegir. Los muros de roca son ideales para escalada y es fácil arrendar equipos o aprender con un instructor. Por otro lado, los arrecifes de coral te muestran una maravillosa fauna marina que puedes observar practicando buceo o snorkel. Éste no requiere experiencia previa, pero sí una buena máscara. Te recomiendo llevar una desde acá; no pesan ni hacen mucho bulto.
Nunca he sido una persona muy adepta a los tours. Prefiero recorrer por mi cuenta y acá se da la posibilidad. Hay muchos paseos que puedes hacer: las playas son prácticamente infinitas y podrías estar una vida entera recorriéndolas.
Te sugiero negociar directamente con los boteros que se instalan en la orilla del mar. Recuerda que el regateo es parte de la cultura y, si no lo haces, pierdes. Por 60 dólares puedes tener tu bote privado y, si negocias bien, hasta puede incluir agua y frutas, para quedarte el tiempo que quieras en la playa que quieras.
Recomiendo ir a la isla Tup; cuando hay marea baja puedes cruzar de una isla a otra caminando por un arenal. Lleva tu máscara, pues encontrarás hermosos puntos de snorkeling.
Sin duda es un lugar al que volvería. Aún me cuestiono por qué no arriesgarme, cambiar mi vida por completo y vivir cada día pisando el paraíso. Oportunidades allá sobran. Quizás lo haga…