Traviajar: el sueño de todo viajero
Generalmente, la rutina de un trabajo tradicional va matando de a poco la creatividad. Comienzas a hacer las cosas de forma mecánica, sientes que eres bueno en lo tuyo, y sí, se siente bien, pero en esa zona de comodidad dejan de aparecer los desafíos y ya nada crece allí.
Traviajar (para mí), no sólo es tener un trabajo que me permita viajar. No es ser azafata, bajar del avión, dormir esa noche y volar de vuelta. No es ser un empresario que viaja por reuniones de negocio, y una vez en el destino tiene unas pocas horas libres para hacer un city tour y ver de pasadita una ciudad.
Lo que de verdad sueño es viajar por el mundo, poder sustentarme en el camino sin tener que cerrar trabajo desde un lugar fijo, y así poder darme el lujo de estar donde yo quiera estar.
Traviajar te otorga esa libertad que todo viajero sueña, en la que sólo necesitas conexión a internet. Por ejemplo, ¿han escuchado hablar de los nómadas digitales? Pues bien, los blogeros de viajes estamos cada vez más ocupando un espacio importante en las redes sociales. Aunque tener un blog de este tipo no te asegura que serás un Marco Polo 2.0 ni mucho menos. Pueden pasar años de mucho trabajo, constancia y dedicación –trabajo por el que nadie te pagará nada– sin conseguir auspicios ni nada por el estilo. De que es bonito compartir historias y anécdotas, ayudar a otros en sus rutas e inspirar a potenciales viajeros, lo es. Pero ya sabemos que nadie vive de la buena onda.
Derribando mitos
Se cree que quien viaja y se sustenta en el camino es un vago que tuvo la suerte de encontrar una empresa que lo auspiciara. Pero no. Muchas veces te encuentras en una playa paradisíaca y transformas ese spot en tu nueva oficina, pero mientras otros se bañan, toman sol y ahogan sus neuronas en piña colada, el nómada digital está escribiendo un artículo que tiene que enviar lo antes posible.
Los viajeros no odiamos los lunes ni esperamos con ansiedad los viernes. Cada día es una nueva sorpresa y desafío, y muchas veces te toca comenzar la semana en una hamaca y/o trabajar duro un domingo.
La primera pregunta que le hacen a quienes viajan por largo tiempo es “¿y de dónde sacan la plata?”. Y eso ocurre porque la mayoría piensa que viajar es carísimo, pero les aseguro que vivir en movimiento te limita a gastar lo justo y necesario del día a día, y esto implica gastar muchísimo menos que cuando vives en un lugar fijo. Viajar e irse de vacaciones no es lo mismo.
Aunque usted no lo crea, hay muchos traviajadores dando vueltas. Algunos son artistas, otros escribieron un libro y lo venden en el camino; otros diseñan páginas web. Hay familias con hijos dando la vuelta al mundo con proyectos educativos y algunos blogeros soñamos con blogtrips e invitaciones a países a través de oficinas de turismo, a cambio de promocionar ese destino.
Sueño además con ser fotógrafa y corresponsal de viajes de una revista. Y, por qué no, tener mi propio programa de viajes. Soy de la idea de que si ese trabajo ya existe, yo también puedo hacerlo. ¿Y si no existiera? ¡Pues lo creo! Y quienes piensen que es imposible, no deberían quitarle la ilusión a quienes lo estamos intentando. Porque yo no voy a desistir de mi sueño viajero, hasta que lo haya concretado.