Mi luna de miel en San Andrés

 

Llegó el momento que toda pareja recién casada más desea: la luna de miel. Luego de estresantes preparativos y mucho trabajo –ya que nuestro matrimonio fue poco convencional y muy “hágalo usted mismo”– lo único que queríamos era echarnos de guata al sol.

A pesar de que un mes después de casarnos nos iríamos a viajar por el mundo, de todas maneras queríamos pegarnos un viaje a algún lugar cercano y barato. Buscando recomendaciones, y gracias al Cyber Monday, encontramos un paquete con todo incluido para disfrutar de una luna de miel en San Andrés, Colombia.

Esperaba encontrarme con una playa sacada de fondo de pantalla, con arena blanca, agua cristalina y palmeras que me invitaran a recostarme en su sombra, pero no fue así. Un diluvio nos acompañó toda la semana, impidiéndonos disfrutar la playa, por lo que les aconsejo revisar el clima antes de ir (la mejor fecha para ir es marzo y abril).

Fran y Felipe tomando un trago llamado Coco Loco

El famoso Coco Loco

Tours y actividades

Lo primero que hicimos fue la famosa “vuelta a la isla” que, como es pequeña, se hace en un par de horas, parando en distintos puntos de interés. Tomamos nuestro carrito –mejor opción que las motos, otra alternativa para hacer este paseo– y comenzamos la primera aventura isleña.

La primera parada fue en el museo, ubicado en una casa típica de la colonia inglesa, para aprender un poco de la historia y cultura de la isla, además de su baile “típico”, una especie de ragga mufin cuya canción se te queda pegada todo el día. Raga raga raga raga raga…

Siguiendo el camino nos encontramos con un cartel que decía “Hoyo Soplador” y la mente chilena hizo estragos con las bromas. La parada fue toda una sorpresa: era un agujero en la tierra que lanzaba agua al cielo, y que me dejó empapada con un solo soplido. La visita terminó con trago llamado Coco Loco, que consiste en un coco lleno con diferentes alcoholes, ideal para quedar borracho rápido y barato.

Después de tomarnos todo el coco seguimos el camino con el “raga raga raga” cada vez más fuerte en el cerebro.

Turistas subiéndose a sus lanchas en el Acuario de San Andrés

Turistas escapando de la tormenta

Lanchón a la isla

Un día nos tentamos con ir al Acuario y a Johnny Key. El primer lugar era una isla artificial ideal para hacer snorkel pero, como la suerte no andaba de nuestro lado, se desató una tormenta que nos obligó a evacuar y correr a la lancha como si nuestras vidas dependieran de ello. Decidimos relajarnos con otro Coco Loco y sacarles fotos a los asustados visitantes.

Al día siguiente salió el sol y pudimos ir a Johnny Key, que quedó aplazado para cuando el clima mejorara. Era una isla muy linda de aguas claras, arena blanca, kioskos con música y muchas iguanas que tomaban sol y, de pasada, posaban para la foto. Eso sí, la comida era bastante cara, por lo que recomiendo llevar un picnic.

Lo mejor para el final

Cuando nos quedaba sólo un día en la isla, San Andrés mostró su lado más hermoso: el submarino.

Muy bien equipados, nos llevaron a un lugar llamado “La piscinita”, una pequeña bahía de rocas donde el mar es muy calmo, para darnos breves instrucciones para bucear y, básicamente, sobrevivir bajo el agua. “A la cuenta de tres vamos a bajar”, me dijo el instructor, pero yo no estaba lista. Mi cara de terror le explicó que necesitaba más tiempo. Me armé de valor, tomé fuertemente la mano del instructor y le hice el “OK”.

La Piscinita, San Andrés, Colombia

Buceando en «La Piscinita»

Descendiendo unos 12 o 15 metros, el paisaje empezó a cambiar y nos encontramos con un mundo espectacular, con exuberante vida llena de color y formas magníficas, peces, corales y crustáceos. Una morena aparecía y se escondía en una roca, gusanos marinos bailaban en el fondo y miles de peces curiosos se acercaban sin miedo.

Si bien Felipe, mi marido, parecía estar en su hábitat, a mí me costó un poco. Sentía que me entraba mucha agua a la máscara, pero el instructor me ayudó a hacer todo con calma, para que disfrutara la experiencia.

San Andrés tuvo unos baches, según mi opinión, ya que nos topamos con bastante basura en las calles y playas; pero la gente es maravillosa y te transmiten esa buena onda que te hace sonreír todo el día. Volvería, pero definitivamente en otra época menos lluviosa… y me iría directo a bucear.

Fran y Felipe buceando en San Andrés

Felipe y yo bajo el agua

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