Gdansk: Un destino poco común pero con una potente historia
Cuando pensamos en destinos de viaje quizás nos vamos a lo más renombrado o algo que tenga que ver con nuestros hobbies. Esta vez decidí dejarme llevar por la historia y visitar Polonia, específicamente Gdansk, una de las primeras ciudades que sufrió los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Por Rocío Salinas.
Sólo tres días necesitas para conocer y enamorarte de este puerto del mar báltico, conocer su historia y disfrutar de las bondades polacas. Si me preguntas, jamás pensé ni estaba en mis planes ir, pero luego de la insistencia de un amigo viajero, decidí conocer el lugar del que tanto me hablaba.
A 6 horas de Berlín o 4 desde Varsovia, se encuentra Gdansk, «la ciudad de la libertad», llamada así, pues fue en ese mismo puerto, donde en una huelga como cualquier otra, inició el sindicato independiente, que formó luego el movimiento Solidarność o de la Solidaridad, el que años más tarde, cooperó en la caída del muro de Berlín.
Pero comencemos por donde se debe. La Segunda Guerra Mundial (IIGM), es parte de lo que fue y lo que es hoy en día Gdansk, la cual sufrió como muchas otras localidades toda la fuerza de esta guerra, fue una de las primeras en ser bombardeada por los nazis para la formación del tercer Reich, pues era un punto estratégico para las rutas comerciales de esa época. Luego, las tropas soviéticas la destruyeron completamente y tal como otras, tuvo que construirse otra vez.
Gdansk y la Segunda Guerra Mundial
Una de las mejores cosas que puedes hacer, si eres un aficionado de la historia, es visitar el Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdansk, 5 mil metros cuadrados de historia, que los martes es gratuito. Y por 5 zlotys (1,20€), contratas un audio guía que te ayudará a moverte al interior del recinto. En él verás uniformes, armas, fotografías, recursos audiovisuales e incluso representaciones de las calles de la ciudad antes y después de la guerra.
Además puedes visitar el monumento al Westerplatte, donde se encontraba la fortificación militar que fue icono de la resistencia polaca ante la Segunda Guerra Mundial.
Una las calles y atractivos principales es también, el Dlugi Targ, o mercado largo, donde por muchos años, desde reyes, burgueses hasta dictadores, cruzaron sus calles, que con estilos góticos y rococós, mantienen hasta hoy en día sus fachadas, que representan uno de los barrios más lindos de la ciudad. Puedes encontrar diversos cafés y restaurantes, iglesias, galerías, arte en ámbar, esculturas, entre otros.
Ya sea de día o de noche es una calle, donde te sientes en una película que refleja los años del lugar. En esta misma calle y a un costado de la Iglesia de Santa María, considerada la iglesia de ladrillo más grande de Europa, encuentras además, la Fuente de Neptuno, que desde 1633 es símbolo de la ciudad.
De este modo, miles de historias albergan las calles de la sexta urbe más grande y hermosa de Polonia, que tuvo que ser reconstruida luego de la invasión alemana. En definitiva, un lugar 100% recomendable si quieres descubrir una ciudad con mucha historia, donde por su puesto, recomiendo probar Pierogi, plato tradicional polaco y obviamente unos shots de vodka.